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EU confirma nexos entre cuñado de Echeverría y Cártel de Guadalajara
Durante un operativo para erradicar plantíos de mariguana en 1984, en el poblado de Mascota, Jalisco, su comandante superior se coordinó con un operador del Cártel de Guadalajara llamado Rubén Zuno Arce, para detener la destrucción de sus plantíos y para evitar la detención de miembros del cártel, incluido él, aseguró a las autoridades de Estados Unidos, el teniente del Ejército Guillermo Flores, un testigo del gobierno estadunidense en 1992.
Zuno Arce era cuñado del presidente Luis Echeverría, y según la DEA, un hombre de confianza dentro de la organización criminal.
En 1984 y Flores y otro compañero suyo fueron reclutados para participar en el Operativo Jaguar, un programa contra el narcotráfico en ese estado.
En Mascota, el teniente Flores confirmó que Zuno era el dueño de los plantíos de mariguana. Cuando el teniente Flores supo lo de Zuno Arce le avisó a su superior en el Operativo Jaguar, el capitán Francisco Rodrigo Rodríguez Galindo y fueron a buscar al sujeto a su rancho, pero no lo encontraron.
Dos días después vio a su capitán hablando con Rubén Zuno, y cuando le preguntó por qué no lo había detenido, le dijo que era porque estaba esperando otras órdenes. Cuando Flores volvió a cuestionar a su capitán, recibió una respuesta reveladora: “Rodríguez respondió enojado que le habían ordenado desde más alto que no debía haber problemas con Zuno".
Rodríguez regañó a Flores para que se metiera en sus propios asuntos y así él (Flores) también recibiría un pequeño regalo. Rodríguez entonces mostró a Flores una cantidad desconocida de billetes”, se lee en el resumen del testimonio del soldado. Al día siguiente, Flores vio cómo su capitán, Francisco Rodrigo Rodríguez Galindo, aceptaba volar en uno de los aviones privados de Rubén Zuno para identificar el resto de los plantíos de mariguana, pero no para destruirlos.
El gobierno estadunidense presentó el testimonio del teniente Flores para demostrar que Rubén Zuno era un traficante de alto rango en el Cártel de Guadalajara, contaba con protección gubernamental y formó parte del pequeño grupo que secuestró, torturó y asesino al agente de la DEA, Enrique Camarena.
En el documento de la DEA, fechado en 1992, se lee un reproche emitido por la Fiscalía de Estados Unidos: “el Ejército debió arrestar al acusado Zuno por su involucramiento en los campos de mariguana. No lo hizo (…) al final, el Ejército mexicano evadió su misión al irse de Mascota en lugar de arrestar al acusado Zuno y destruir los campos de mariguana.”
Un par de años después, se le encontró culpable de crimen organizado, crímenes relacionados con crimen organizado y secuestro de un agente federal, pues determinaron que el inmueble de la calle de Lope de Vega, en Guadalajara, Jalisco, donde asesinaron a “Kiki” estaba relacionado con él.
Murió en 2012, con tres sentencias de por vida encima. Diez años después, su jefe, Rafael Caro Quintero, sería detenido en Los Choix, Sinaloa, por la Marina, derivado de una solicitud de extradición de Estados Unidos que lo busca por más de 35 cargos criminales.
Foto: Radio Fórmula
LSM