De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), México es el primer importador de leche en polvo y el quinto en leche fluida; en 2018 se importó el equivalente a 3,740 millones de litros de ambos productos, más 2.3 millones de toneladas de otros lácteos.

Es decir que, México depende al menos 35% de importaciones de leche en polvo y de productos lácteos, lo que demanda determinar metas anuales para reducir esas compras.

Además, estiman que, el consumo anual de leche es de 16,120 millones de litros, es decir, 122 litros anuales per cápita, pero aún hay margen para que este último crezca a 188 litros por recomendación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por su sigla en inglés).

Por último, cabe señalar que, la producción nacional de leche fluida se concentra en tres regiones. La primera la conforman Chihuahua, Durango y Coahuila, con 30% de la aportación total; la segunda se agrupa por Jalisco, Aguascalientes y Michoacán, con 26.6%, y en la tercera se encuentran Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Estado de México y Puebla, con 24.7 por ciento.

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