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Casi 70% de las economías globales reducirán su crecimiento

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En 2025, el crecimiento global registra su ritmo más lento desde 2008, destacó el Banco Mundial en el informe de junio Perspectivas Económicas Mundiales

México.- En 2025, el crecimiento global registra su ritmo más lento desde 2008, destacó el Banco Mundial en el informe de junio Perspectivas Económicas Mundiales. El documento menciona que se han reducido los pronósticos de crecimiento para casi el 70 % de todas las economías del planeta.

Aunque no es propiamente una recesión en el mundo, se proyecta que el crecimiento se desacelerará al 2.3%, casi medio punto porcentual por debajo de la tasa prevista a principios de año. Estos datos colocan a la década de 2020 como la de menor crecimiento desde los años 70.

En entrevista, los académicos de la UNAM, Adrián Escamilla Trejo, profesor de la Facultad de Economía, y José Manuel Márquez Estrada, secretario académico e investigador del Instituto de Investigaciones Económicas, reflexionaron al respecto.

En opinión de Adrián Escamilla las principales causas estructurales que explican la desaceleración es que estamos ante el fin de un ciclo histórico que no ha sido sustituido por un modelo alternativo, el agotamiento de una etapa conocida en el mundo como globalización que algunos la identifican como la etapa neoliberal, caracterizada por procesos de liberalización y desregulación económica que ya no producen crecimiento.

El doctor en economía agregó que otra de las causas es la falta de efectividad del Estado en la generación de condiciones para una mayor igualdad.

Asimismo, comentó que prevalece la orientación del sistema financiero hacia la especulación en detrimento de la inversión directa, sobre todo en infraestructura, que es otra razón por la que nos encontramos en esta situación.

Por su parte, José Manuel Márquez expuso que en este contexto surgió un cambio de paradigma en el ámbito internacional, encabezado principalmente por Estados Unidos, lo que implica un giro del globalismo hacia la regionalización.

“En primer lugar, muchas economías –especialmente aquellas vinculadas a México, como las de Europa, Estados Unidos y algunas naciones asiáticas– ya mostraban signos de desaceleración incluso antes del ascenso de Donald Trump y de las tensiones comerciales que generó con sus políticas arancelarias”, indicó.

El especialista en economía matemática mencionó que el conflicto entre Rusia y Ucrania elevó significativamente los precios de bienes estratégicos, en particular los energéticos y algunos insumos básicos como los granos. Esto impulsó la inflación en varias economías y contribuyó a la desaceleración económica global.

Ante esta inflación generalizada, afirmó, los bancos centrales –incluido el de Estados Unidos y también el de México– respondieron elevando sus tasas de interés. Este aumento, si bien buscaba contener la inflación, también tuvo como consecuencia una disminución en la inversión, lo que a mediano plazo frena el crecimiento económico”.

¿Similitudes con lo sucedido en 2008?

El informe indica que en 2025 el crecimiento se desacelerará en casi el 60% de todas las economías en desarrollo y llegará a un promedio del 3.8% antes de subir poco a poco a un promedio del 3.9% en 2026 y 2027. Eso es más de un punto porcentual por debajo del promedio de la década de 2010.

Escamilla Trejo manifestó que este ritmo de crecimiento de 2025 es comparable al que se vivió en la crisis financiera de 2008 desde el punto de vista que seguimos teniendo un sistema financiero global desregulado. “La lección de fondo no se aprendió y 17 años después seguimos teniendo un sistema financiero orientado más a la especulación que a la inversión productiva real”.

El integrante del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores precisó que desde hace muchos años las economías desarrolladas crecen muy poco y los estados han tenido que inyectar más dinero a la economía con rescates o acciones que benefician a grandes corporativos, y no tanto para apuntalar el piso de igualdad de sus sociedades.

Asimismo, advirtió que, en países como México, diversas voces han propuesto recurrir a la deuda o ampliar el déficit fiscal como mecanismos para aumentar la inversión pública y, con ello, estimular el crecimiento económico; “sin embargo, estas estrategias han sido constantemente desalentadas desde las cúpulas financieras para los países en desarrollo”.

Al respecto, Márquez Estrada consideró que si bien existen similitudes entre esos momentos de la historia (2008 y 2025), se trata de contextos esencialmente distintos.

“En 2008 había un claro polo de poder financiero encabezado por Estados Unidos e Inglaterra, ahora el escenario ha cambiado, aunque no completamente, pero sí de forma significativa. Los mecanismos financieros tradicionales siguen operando, pero hoy existen otros polos que contrapesan ese dominio”, subrayó.

El universitario reconoció que la creciente influencia internacional de China ha ofrecido a muchos países opciones para comerciar e invertir, lo que rompe con el monopolio de aquel sistema financiero hegemónico. También el caso de Rusia es ilustrativo, porque a pesar de las sanciones y del bloqueo del sistema SWIFT –controlado por Estados Unidos y sus aliados–, logró desarrollar mecanismos financieros alternativos que han demostrado que es posible sobrevivir sin depender exclusivamente de ese sistema.

“México requiere de una reforma fiscal que permita recaudar más de los sectores con mayores ingresos. Eso brindaría al Estado los recursos necesarios para emprender inversiones estratégicas”, detalló José Manuel Márquez Estrada | secretario académico del Instituto de Investigaciones Económicas.

¿Es solución reducir los aranceles?

Perspectivas Económicas Mundiales plantea que, si se redujeran los aranceles a la mitad, el crecimiento global mejoraría. Al respecto, Adrián Escamilla señaló que “lo interesante es que los aranceles son resultado de la inconformidad social con la forma en como crecimos económicamente en las últimas décadas. Es un regreso a esquemas de mayor integración comercial con lo que se podría recuperar el crecimiento económico, pero no necesariamente de manera equitativa”.

En ese sentido, el economista lanzó una crítica al enfoque dominante en informes de organismos internacionales como el Banco Mundial: “No basta con medir si hay o no crecimiento económico. Debemos preguntarnos cómo es éste y si profundiza la desigualdad, contamina el medio ambiente o amplía las brechas sociales y de género; entonces, puede generar más problemas que beneficios”.

En tanto, José Manuel dijo que el planteamiento de Donald Trump en materia arancelaria es más político que económico. No es que no haya un sustento económico, pero es muy difícil que logre los objetivos que se propone. “Su estrategia de proteger la industria estadunidense a través del aumento de aranceles puede funcionar en el corto plazo, pero en el mediano y largo plazo se vuelve insostenible”.

El escenario ideal para esa política sería que, al subir los aranceles, las inversiones regresaran a Estados Unidos, se reactivara la capacidad industrial y mejoraran los procesos productivos al grado de competir con países como México, que además de tener procesos eficientes, cuentan con mano de obra más barata y regulaciones que reducen costos.

Las mismas recomendaciones de hace 40 años

Adrián Escamilla señaló que las recomendaciones contenidas en el más reciente informe del Banco Mundial repiten un patrón que ha permanecido inalterado durante décadas: reformas estructurales, apertura comercial y formación de capital humano.

“Es lo mismo que vienen diciendo desde hace cuatro décadas. En los años ochenta, hablar de reformas estructurales implicaba desmontar economías protegidas, con fuerte presencia estatal. Hoy, las condiciones han cambiado radicalmente y, sin embargo, el diagnóstico del Banco Mundial no lo refleja”, explicó.

José Márquez se refirió a reformas prioritarias que podrían implementarse en México en este ámbito mundial de desaceleración y destacó que entre las más urgentes está una reforma fiscal que permita recaudar más de los sectores con mayores ingresos. Eso brindaría al Estado los recursos necesarios para emprender inversiones estratégicas, como las planteadas en el llamado Plan México, orientadas al desarrollo de sectores clave, la formación de capital humano y la reducción de la dependencia del exterior.

Países asiáticos, los menos afectados

Adrián Escamilla precisó que el lento crecimiento afecta a todo el mundo, aunque en menor medida a Asia, debido a que el Estado participa más en la economía, pues está un poco más dirigida por objetivos políticos que coordina, tal es el caso de India o China, que son los pivotes del continente asiático en general.

“La participación del Estado es fundamental y también han logrado desarrollar mercados internos más sólidos; por ejemplo, en China el crecimiento económico no solamente está vinculado a las exportaciones, sino que su gran éxito ha sido sacar a más de 500 millones de personas de la pobreza y generar un equilibrio regional al interior de su nación”, detalló.

Al respecto, Márquez Estrada coincidió en que las naciones asiáticas han resentido menos esta desaceleración económica, pero también otras economías como las de India, Singapur, Vietnam o Tailandia han mantenido tasas de crecimiento significativas.

“Lo interesante es que, a diferencia de la narrativa neoliberal que sostiene que el mercado debe actuar sin intervención estatal, estos países combinan el libre mercado con una fuerte planeación gubernamental”, dijo.

En el caso de China, añadió, estamos ante un nuevo paradigma de desarrollo. Durante los 2000, su economía creció a tasas de hasta 25% anual. Hoy, aunque ha desacelerado, sigue creciendo con fuerza y mantiene una visión de largo plazo: planea su desarrollo hasta 2050, algo que difícilmente vemos en América Latina.

Conclusiones

Para finalizar, Adrián Escamilla advirtió que el informe sugiere que podríamos ver una recuperación hacia finales de la década, lo que según el documento depende de que se retome el liberalismo económico en su versión más funcional, de que los trabajadores y sectores productivos asuman ciertos compromisos y se logren acuerdos sociales.

“Desde mi perspectiva, saldremos de esta situación cuando entendamos que ya no podemos seguir ofreciendo las mismas soluciones de los últimos 40 años. Necesitamos asumir que es momento de pensar en alternativas reales, sustentables, inclusivas. Sólo en la medida en que trabajemos juntos –sociedad, Estado, empresarios– para construir sociedades más igualitarias, será posible recuperar el crecimiento”, subrayó.

Por su parte, José Manuel Márquez aseguró que no se trata de una crisis unipolar centrada en el sistema financiero de Estados Unidos. Ahora, enfrentamos un contexto geopolítico mucho más complejo, con múltiples factores: tensiones comerciales, conflictos armados, inflación global y una reconfiguración de las cadenas productivas. “El mundo ya no gira exclusivamente en torno al dólar, lo cual abre oportunidades para pensar en alternativas”.

“La clave está en diseñar estrategias sustentables, igualitarias y a largo plazo. Reconocer que necesitamos un nuevo paradigma y, sobre todo, asumir que la salida de esta situación únicamente será posible si trabajamos de forma conjunta: sociedad, Estado y sector privado”, reiteró.

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Ilustración Andrés Otero

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