¿Qué retos enfrenta ahora…? Evitar los ismos que merodean y minan la unidad de toda organización partidaria de izquierda: el sectarismo, el clientelismo, el corporativismo y el infantilismo.
Maurice Duverger y Giovanni Sartori, especialistas en la integración de sistemas de partidos, al abordar la participación de los partidos de izquierda, hicieron la observación de los escollos que tenían que librar las izquierdas en su lucha por el poder público: primero, la formación de alianzas para ganar las elecciones y, segundo, el sostenimiento de una coalición gobernante una vez obtenido el triunfo.
Ambos temas remiten a un referente en común: la política de alianzas de las izquierdas.
Lo correcto es hablar de “las izquierdas”, porque el espectro es amplio: comprende desde la izquierda revolucionaria (que plantea el derrocamiento del régimen por la vía armada) hasta la izquierda electoral, pasando por la izquierda sindicalista, la izquierda agraria y la izquierda estudiantil, entre otras.
Reunir al mayor número de estas expresiones en un polo electoral es el primer escollo por librar. Generalmente se hace bajo un programa de gobierno común, una candidatura de unidad y algún esquema de participación ciudadana (elecciones primarias, convenciones o consulta pública).
Una vez obtenido el triunfo, el obstáculo por superar es la formación de un gobierno de coalición estable, en cuyo ejercicio se reconozcan los aliados y mantengan la cohesión en torno a la figura que los llevó al poder.
Si mexicanizamos estos retos, podemos resumir en una sola expresión el desafío de las izquierdas en el poder: cómo mantener la unidad y cómo superar los riesgos de la dispersión y la fragmentación.
MORENA, el partido más joven de la izquierda mexicana, en once años de vida ha ganado dos veces la Presidencia de la República, dos veces la mayoría de la Cámara federal de Diputados, 24 gubernaturas (solo o en alianza), 27 congresos locales, la mitad de los 100 municipios más grandes del país y la posibilidad de administrar el llamado Poder Constituyente Permanente (mayoría calificada en el Congreso federal y la mitad más uno de los congreso locales), algo que ningún otro partido había logrado desde 1997, cuando el país inició la etapa de los “gobiernos divididos” o de la alternancia del PRIAN.
Ser el partido dominante en el escenario nacional le ha traído a MORENA nuevos retos, como mantener la unidad interna y la cohesión en la coalición gobernante. Una coalición que no es de partidos ni de organizaciones políticas, al estilo de los gobiernos parlamentarios, sino de expresiones regionales, programáticas y de causas sociales.
El desafío más importante, afortunadamente, ya lo superó el movimiento: la transición de mando de la figura central de su fundador, el Presidente AMLO, a la nueva dirigente del movimiento, la Presidenta Claudia Sheinbaum. Fue una transición generacional y de género que, lejos de debilitar al movimiento, lo fortaleció y catapultó al triunfo electoral de 2024 y al implante territorial que hoy tiene en todo el país.
¿Qué retos enfrenta ahora? La institucionalización de su vida orgánica interna (que inicia con la afiliación formal de 10 millones de simpatizantes) y evitar los ismos que merodean y minan la unidad de toda organización partidaria de izquierda: el sectarismo, el clientelismo, el corporativismo y el infantilismo. Cómo evitar estos riesgos será tema de otra colaboración.
X y Facebook @RicardoMonrealA
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El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.
Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).
En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.
Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT).
Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.