La gentrixenofobización

La gentrificación es un problema, pero hay formas de denunciarla y superarla con armas contrarias al chovinismo y a la xenofobia.

Si demandamos un trato digno, respetuoso y humano para nuestras y nuestros paisanos en el exterior, lo mismo debemos ofrecer a las y los extranjeros que visitan o residen en México. No podemos ser candil en el exterior y garrote al interior ni reclamar comprensión para los nuestros y ofrecer la expulsión a los otros.

Expongo estas reflexiones con motivo de las protestas contra la gentrificación que están experimentando algunas colonias de la CDMX, y que terminaron en actos vandálicos y en demandas de expulsión de las y los ciudadanos estadounidenses que residen en colonias como Roma, Condesa y Juárez.

Nuestro país se ha convertido en uno de los principales destinos de turismo y residencia alterna para cerca de un millón de ciudadanas y ciudadanos de la Unión Americana. De hecho, el nuestro es el país en donde más estadounidenses viven después del suyo.

A su vez, como es del dominio público, Estados Unidos es el lugar en donde más connacionales nuestros viven fuera de México, y los recursos que envían a sus familiares cada mes es aquí la principal fuente de divisas.

Entonces, estamos racionalmente obligados a convivir de manera pacífica, productiva y humana con nuestros vecinos del norte (los del sur son nuestros hermanos de raza), dejando de lado fobias, actitudes impulsivas y ofensas.

La gentrificación es un anglicismo que proviene del vocablo gentry que se utiliza en el Reino Unido desde 1964 para designar a las clases medias altas y adineradas, en su proceso de movilidad y reubicación territorial al interior de una ciudad. Gentrificación es, entonces, la renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el encarecimiento del suelo urbano y el desplazamiento de sus habitantes originales, lo que provoca tensión, conflicto y hasta violencia entre los vecinos originales y los nuevos residentes.

Las protestas del pasado viernes en CDMX contra la gentrificación y el desplazamiento de las y los vecinos originales por los altos costos de la vivienda tuvieron un ingrediente adicional: derivaron en expresiones xenófobas contra los “gringos” o ciudadanos de EE. UU. que en los últimos años se han asentado en la zona. Esa protesta, que desafortunadamente terminó en actos vandálicos contra establecimientos mercantiles, constituye de hecho la primera expresión gentrixenófoba de la que se tenga registro, porque reunió dos sentimientos o emociones muy fuertes de protesta: la rabia de ser desplazado del lugar de residencia original (primer agravio), más el odio de que ese desplazamiento provenga de alguien del extranjero con más capacidad económica que uno (segundo agravio).

La  gentrixenofobia no es bienvenida en ninguna democracia, sobre todo cuando vemos que a nuestras y nuestros connacionales en EE. UU. les están aplicando el mismo rasero del odio. El responder con malos tratos nos coloca en desventaja y sin armas para exigir un mejor tratamiento.

La gentrificación es un problema, existe como tal, pero hay formas de denunciarla y superarla con armas contrarias al chovinismo y a la xenofobia.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

X y Facebook: @RicardoMonrealA

 
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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.