Huaquechula, Pue.- Entre rezos, flores, música y danzas los habitantes de este municipio conmemoraron un año más la aparición de la Santa Cruz hallada en 1807 en el río Huitzilac, por el poblador Bernardino de Salamanca. Y desde entonces se convirtió en guía espiritual de la cabecera local.

 

 

Aquella cruz marcó la historia de Huaquechula y con el paso de los siglos se consolidó como un referente de identidad y fe reconocida oficialmente como patrimonio cultural del estado.

 

Cada año mayordomías, barrios y familias enteras preparan con devoción una serie de actividades en su honor: levantan altares, ofrecen flores frescas, organizan procesiones solemnes, así como danzas y cantos unificadores de generaciones. La celebración también se acompaña de música de banda, cohetes y convivios comunitarios convertidos en fe y en una auténtica fiesta popular.

 

 

Para los huaquechulenses, la Santa Cruz no es sólo un emblema religioso, también un símbolo de sincretismo cultural donde los temas ancestrales y cristianos se funden en un mismo acto de devoción. “Es un recordatorio de nuestra identidad y de la fuerza compartida”, expresan los mayordomos de este año.

 

 

La festividad, con dos siglos de historia, además de fortalecer el tejido social también impulsa la economía local. Durante estos días se instalan comerciantes, artesanos y cocineras tradicionales quienes ofrecen antojitos típicos, dulces y bebidas de la región.

 

 

En Huaquechula la Santa Cruz representa vida, gratitud y hermandad. Una tradición que une corazones y año tras año confirma la fe también se celebra compartiendo la mesa, la música y la alegría.

 

 

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