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Esto le pasa a tu cerebro cuando entras a las redes sociales

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Se da la sustitución de las relaciones personales por las interacciones virtuales, lo que puede generar conductas negativas como ansiedad, depresión y adicciones

México.- A todos les encantan las redes sociales. Algunos pueden pasar horas navegando en ellas, desde Facebook hasta TikTok, dependiendo del gusto, pero pocos saben realmente qué ocurre en su cerebro cuando están en esos sitios.

Para entender este fenómeno, UNAM Global entrevistó a Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología y experto en neurociencias, quien explicó los procesos cerebrales detrás del uso -y abuso- de estas plataformas.

“El estudio formal de las redes sociales en relación con el cerebro es bastante reciente, con poco más de 7 u 8 años”, comenta Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología, UNAM.

Aunque las redes sociales tienen sus raíces en proyectos militares de los años 60, fue a partir de 2010, con plataformas como Facebook y MySpace, cuando explotó su popularidad y se diversificaron en una gran cantidad de redes dirigidas a grupos y gustos específicos.

Este auge no está exento de problemas. Uno de los más visibles es la sustitución de las relaciones personales por las interacciones virtuales, lo que puede generar conductas negativas como ansiedad, depresión y adicciones.

“No todo el uso es placentero; muchas veces la persona no se siente bien, pero teme quedar fuera del grupo o ser víctima de ciberacoso, sobre todo entre adolescentes”, advierte Sánchez Castillo.

Un ejemplo cotidiano de esta ansiedad es la obsesión por las “palomitas azules” en WhatsApp, donde esperar a que el mensaje sea leído puede generar estrés en lugar de satisfacción.

El cerebro y el placer en redes sociales

El uso de las redes activa los sistemas de recompensa en el cerebro, principalmente los circuitos mesolímbico-corticales, que nos hacen sentir placer y bienestar.

Sin embargo, esta experiencia es compleja, pues también puede involucrar la activación de la amígdala, que está relacionada con el estrés y la ansiedad, y la inhibición de la corteza prefrontal, lo que puede llevar a conductas obsesivas o depresivas.

Las redes sociales pueden activar placer, pero también ansiedad. Todo depende del equilibrio cerebral.

Además, el contenido y formato han evolucionado para captar y mantener nuestra atención: los videos ahora duran poco más de un minuto porque los tiempos de atención se han reducido drásticamente. Los creadores de contenido compiten para atrapar al espectador en los primeros segundos y usan estímulos cada vez más llamativos, lo que puede fomentar conductas compulsivas.

Redes sociales, identidad y realidad

Un aspecto crítico es la discrepancia entre la vida real y la imagen que mostramos en redes.

“En la red social puedo ser una persona segura, alta y musculosa, pero en la realidad no lo soy. Esta diferencia puede generar frustración, ansiedad o depresión”, explica Sánchez Castillo, Facultad de Psicología, UNAM.

Las redes fomentan la construcción de “avatares” o perfiles idealizados, lo que puede distorsionar la percepción de uno mismo y de los demás. Esta distorsión es aprovechada incluso por predadores sexuales o grupos delincuenciales que se infiltran en comunidades virtuales, especialmente en plataformas de juegos online, poniendo en riesgo a niños y jóvenes.

Ciberacoso y regulación emocional

Otro problema grave es el ciberacoso.

“Las redes sociales operan fuera del ámbito de la parentalidad. Los adolescentes no cuentan con una regulación adulta que guíe su comportamiento en este entorno, lo que puede exacerbar problemas emocionales y psicológicos”, advierte Sánchez Castillo.

Esto puede llevar a cuadros de ansiedad severa, paranoia e incluso suicidios.

El ciberacoso es una de las consecuencias más graves del mal uso de las redes sociales.

Circuito de recompensa: un balance delicado

El circuito de recompensa frente a las redes sociales funciona de la siguiente forma:

“El cerebro responde a estímulos complejos y emocionales. Puede activarse el sistema mesolímbico-cortical para generar placer, pero también la amígdala para producir estrés y ansiedad, y puede haber inhibición de la corteza prefrontal, lo que afecta el control de impulsos y las emociones”, señala el especialista.

En conclusión, el uso de redes sociales es una experiencia neurobiológica compleja que puede tener efectos tanto positivos como negativos, dependiendo del contexto, la personalidad y las condiciones sociales de cada individuo.

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