Luego de permanecer internada por 47 días y someterse a tres cirugías, una de ellas de más de 10 horas, Alma Lucero Ramos, una joven de 28 años, fue dada de alta este 1 de julio tras sobrevivir al trágico choque ocurrido en la autopista Cuacnopalan-Oaxaca, donde murieron 21 personas, entre ellas su hermana gemela, Luz Clarita.

El accidente ocurrió el pasado 14 de mayo, cuando una combi de pasajeros en la que viajaba fue embestida por un tráiler. Alma Lucero se dirigía a la ciudad de Puebla, llamada por la Secretaría de Educación Pública del Estado (SEP) para recibir su plaza docente, un logro que llevaba tres años esperando.

Esa mañana, su hermana decidió acompañarla. Ambas salieron de su casa en la colonia El Valle, en Tehuacán, sin imaginar que el trayecto cambiaría sus vidas para siempre.

Una lucha cuerpo a cuerpo contra el destino

Alma fue una de las cuatro sobrevivientes del choque. Según relató, al despertar no tenía movilidad alguna. Durante semanas, su vida pendió de un hilo. Le reconstruyeron la espalda y la cadera, y poco a poco, gracias a las terapias de rehabilitación, comenzó a recuperar el movimiento en brazos y manos. Aunque su recuperación está lejos de completarse, su voluntad de vivir se mantuvo firme en todo momento.

Espera que la SEP le dé una segunda oportunidad

El motivo por el que Alma viajaba ese día sigue siendo una meta pendiente. Su plaza aún no le ha sido entregada. Ella confía en que la SEP entenderá las circunstancias que le impidieron acudir en aquella fecha y le permita recuperar su lugar como docente de forma definitiva. Hasta ahora, había trabajado en planteles de forma eventual.

A pesar de la pérdida de su hermana y de las secuelas físicas, Alma Lucero no pierde la esperanza. Hoy, con más fuerza que nunca, quiere volver a caminar, a enseñar y a vivir

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Foto cortesía

xmh