• Nación

Antes de pedir prestado, compara: crédito formal vs préstamo personal

  • Xóchitl Montero
Antes de decidir, vale la pena comparar opciones, revisar tu capacidad de pago y pensar en el futuro

En tiempos complicados, no es raro que muchas personas se vean en la necesidad de pedir dinero prestado. Ya sea por una emergencia médica, una deuda imprevista o simplemente para completar la quincena, contar con un préstamo puede sacar a cualquiera del apuro. Pero aquí viene la pregunta clave: ¿es mejor acudir a una institución financiera o pedirle a un familiar o amigo?

Ambas opciones tienen sus pros y contras, pero sus consecuencias a largo plazo pueden ser muy distintas.

Un crédito formal, como los que otorgan bancos, cajas de ahorro o financieras reguladas, implica firmar un contrato con plazos definidos y tasas de interés claras. Si bien puede parecer un proceso más engorroso, tiene la ventaja de que todo queda por escrito y bajo reglas establecidas. Además, este tipo de créditos ayudan a construir o mejorar tu historial crediticio, lo cual es fundamental si en el futuro planeas solicitar un crédito automotriz, hipotecario o incluso una tarjeta.

Eso sí, no cumplir con los pagos puede meterte en problemas: generar intereses moratorios, afectar tu calificación en el Buró de Crédito y cerrar puertas para financiamientos posteriores.

Por otro lado, los préstamos informales, que suelen venir de familiares, amigos o conocidos, tienen como principal ventaja la rapidez. A veces el dinero está en tu cuenta el mismo día, sin necesidad de papeleo. En algunos casos también hay más flexibilidad para pagar. Pero este camino tiene sus riesgos: no hay protección legal si las condiciones cambian o si hay abuso, los intereses pueden ser muy elevados, y lo más delicado, se pueden afectar las relaciones personales si no cumples con lo acordado.

Además, un préstamo informal no te ayuda a generar historial crediticio, lo que te deja sin un antecedente financiero válido para futuras operaciones más grandes.

La recomendación de los especialistas, incluyendo al propio Buró de Crédito, es clara: siempre que se pueda, opta por una institución financiera regulada. Puede que el trámite sea más lento, pero te da seguridad, respaldo legal y te permite crecer dentro del sistema financiero.

Antes de decidir, vale la pena comparar opciones, revisar tu capacidad de pago y pensar en el futuro. Porque pedir prestado es fácil, pero pagar con orden y responsabilidad marca la diferencia.

 

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