Ha sido recurrente ver a miembros de Morena cenar en restaurantes lujosos, viajar en clase ejecutiva y transportarse en camionetas costosas, entre otros rasgos más propios de las clases altas que de políticos que juran representar al “pueblo” de México.

El viaje de Noroña a Francia en clase ejecutiva, su posesión de una camioneta Volvo, las costosas cenas de Yeidckol Polevnsky en Au Pied de Cochon y los lujos de Arturo Zaldívar no son más que escasos ejemplos de la vida dispendiosa de la clase política morenista.

La presidenta Claudia Sheinbaum se ha hecho de estos sucesos y ha llamado, sin nombres, a que los miembros de su partido se sometan a los principios de austeridad abrazados por AMLO y el movimiento.

Ha sido recurrente ver a miembros de Morena cenar en restaurantes lujosos, viajar en clase ejecutiva y transportarse en camionetas costosas, entre otros rasgos más propios de las clases altas que de políticos que juran representar al “pueblo” de México.

El viaje de Noroña a Francia en clase ejecutiva, su posesión de una camioneta Volvo, las costosas cenas de Yeidckol Polevnsky en Au Pied de Cochon y los lujos de Arturo Zaldívar no son más que escasos ejemplos de la vida dispendiosa de la clase política morenista.

La presidenta Claudia Sheinbaum se ha hecho de estos sucesos y ha llamado, sin nombres, a que los miembros de su partido se sometan a los principios de austeridad abrazados por AMLO y el movimiento.

Medios de comunicación afines al régimen han buscado ridiculizar las criticas de la oposición bajo el argumento de que ellos -los políticos- pueden hacer con su dinero lo que les dé la gana. Tienen razón. Sin embargo, no se trata, a mi juicio, de una simple libertad de que ellos gasten y viajen como mejor les parezca.

Morena y sus políticos juran abanderar un movimiento que representa a los más pobres. Para ello, buscan presentarse como “parte del pueblo”, bajo esa acepción manipuladora acuñada por los populistas en el mundo, y que tanto daño ha causado a los pueblos.

Medios de comunicación afines al régimen han buscado ridiculizar las criticas de la oposición bajo el argumento de que ellos -los políticos- pueden hacer con su dinero lo que les dé la gana. Tienen razón. Sin embargo, no se trata, a mi juicio, de una simple libertad de que ellos gasten y viajen como mejor les parezca.

Morena y sus políticos juran abanderar un movimiento que representa a los más pobres. Para ello, buscan presentarse como “parte del pueblo”, bajo esa acepción manipuladora acuñada por los populistas en el mundo, y que tanto daño ha causado a los pueblos.

¿Puede un votante promedio de Morena viajar a Paris en clase ejecutiva de Air France? ¿O disfrutar de una rica cena en un restaurante de lujo francés? ¿O viajar con chófer en un auto de más de 2 millones de pesos? ¿Puede ese “pueblo” que ellos juran encarnar tener acceso a la vida de ricos que estos políticos deciden darse?

La clase política es hipócrita y bastante descarada. Mientras juran abanderar las causas de los más desfavorecidos y se presentan como miembros de ese grupo social, tras bambalinas disfrutan de lo mejor de sus altos salarios… Y quizás, en algunos casos, derivados de negocios ética y legalmente cuestionables.

No obstante, no corresponde al PRI ni a Alito Moreno denunciar los lujos de Noroña y demás personajes, sino a la sociedad mexicana.

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Columna de José Miguel Calderón en SDP Noticias

Foto Especial

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