• Salud

Bolillo mexicano: entre la tradición y el valor nutricional

  • Xóchitl Montero
Este pan de origen europeo, adaptado al gusto mexicano, no solo es parte esencial de la cultura culinaria del país, sino también una fuente significativa de energía

Aunque muchas veces se le ve como un simple acompañante del desayuno o el protagonista de una torta, el bolillo es mucho más que eso. Este pan de origen europeo, adaptado al gusto mexicano, no solo es parte esencial de la cultura culinaria del país, sino también una fuente significativa de energía. Eso sí, su consumo debe ser moderado, especialmente si se cuida la dieta.

 
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) explicó que el bolillo, hecho con harina de trigo, levadura, agua y sal, forma parte del grupo de los cereales, cuya principal función en la dieta diaria es aportar energía. Una pieza de 60 gramos contiene aproximadamente 183 calorías, 5.7 gramos de proteína y 39 gramos de carbohidratos. Es decir, comer un bolillo equivale a ingerir la energía de tres tortillas o varias tazas de palomitas de maíz.
 
Su historia, según la misma institución, remonta al siglo XIX, cuando el panadero belga Camille Pirotte, que trabajaba en la corte del emperador Maximiliano de Habsburgo, introdujo una receta fermentada naturalmente que dio como resultado un pan esponjoso por dentro y crujiente por fuera. Su apellido fue difícil de pronunciar para muchos mexicanos, por lo que el pan comenzó a ser llamado “birote”, nombre que todavía se usa en algunas regiones del país, como Jalisco.
 
Además de su valor nutricional, el bolillo tiene un lugar especial en la sabiduría popular. No es raro escuchar que, ante un susto, “te tomes un bolillo para el susto”. Aunque suena a remedio de abuelita, esta recomendación tiene respaldo fisiológico. Especialistas de la UNAM indican que el estrés repentino provoca liberación de adrenalina y cortisol, lo que puede alterar el estómago y los niveles de glucosa. Comer algo sencillo como un bolillo ayuda a estabilizar el cuerpo y a calmar los nervios.
 
Eso sí, los nutriólogos recomiendan no abusar. Aunque es económico y fácil de encontrar, su alto contenido en carbohidratos y sodio puede no ser ideal para personas con diabetes o hipertensión. El bolillo puede ser parte de una alimentación equilibrada, siempre que se acompañe de otros grupos alimenticios y se consuma con moderación.
 
Foto cortesía 
xmh

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