Puebla, Pue. - Tras la renuncia de Fernando Rosales, secretario de seguridad de Puebla, una extraña calma parece haberse apoderado de la ciudad. Lo que antes se calificaba como un “gravísimo problema” de inseguridad, desapareció casi de inmediato, dejando una sensación de que la crisis había sido, de alguna manera, manipulada.

Como por arte de magia fueron desapareciendo todos los “gravísimos problemas” de inseguridad en la ciudad de Puebla, apenas renunció el secretario Fernando Rosales.

Bien raro, ¿no?

Durante días trajeron a fuego cruzado al gobierno de José Chedraui con una intensa artillería de post en redes sociales para que, después, todo fuera paz.

Quedó evidenciado en la última sesión de Cabildo, en la que se aprobaron los estados financieros del Municipio, el interés detrás de algunas “crisis” en la capital.

Por los tonos, reclamos y acusaciones, la oposición panista lleva mano en las campañas negras.

Y no sólo porque lo más cercano a una elección está en el 2027, año en el que se volverá a pelear por la ciudad de Puebla.

Nada mejor que amarrar navajas entre el alcalde y el gobernador para llevar agua a su molino electoral.

Golpear políticamente a José Chedraui y tomarse fotos con Alejandro Armenta, es una estrategia muy barata de la dirigencia panista, encabezada por Mario Riestra.

Lo peor es que el principal personero de El Yunque y La Yunta que respalda a Riestra, Carlos Montiel, exhibió de dónde vendrá su financiamiento para el 2027.

Claro, de los contratistas y constructores a los que la gestión panista, en el que él participaba, no les pagó alrededor de 500 millones de pesos.

Presionan, ensucian y señalan todo para que el gobierno de Chedraui pague, mediante la gestión hecha por los mismos que quedaron a deber.

Solitos se exhibieron.

Vaya cinismo.

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Columna Al Portador de Alejandro Mondragón 

xmh/clh