La disputa comercial entre Estados Unidos y Canadá se intensificó este martes, tras el anuncio de que la provincia canadiense de Ontario suspendería la sobretasa del 25% que había impuesto a la electricidad exportada hacia varias zonas de Estados Unidos. La medida se tomó luego de una serie de conversaciones entre el primer ministro de Ontario, Doug Ford, y el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, quienes lograron llegar a un acuerdo temporal para evitar mayores complicaciones en el marco de los aranceles que ambos países habían planeado imponer.

El nuevo giro en las negociaciones tiene lugar apenas unas horas después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara la intención de duplicar los aranceles sobre el acero y aluminio provenientes de Canadá, como respuesta a las tarifas impuestas por el gobierno canadiense a la electricidad estadounidense. Este movimiento no solo generó tensiones en la relación bilateral, sino que también puso en alerta a las empresas y trabajadores de ambos lados de la frontera.

El conflicto comenzó cuando Trump expresó su desagrado en redes sociales respecto a los aranceles canadienses sobre la electricidad, que afectan a varios estados estadounidenses, en especial a aquellos del noreste, que dependen de la energía canadiense. En su mensaje, Trump también dejó claro que, si Canadá no eliminaba otros aranceles que considera "injustos", la situación podría escalar aún más. El mandatario se refirió específicamente a los altos aranceles sobre productos lácteos estadounidenses y advirtió que aumentaría las tarifas arancelarias a los vehículos fabricados en Canadá, lo que podría tener efectos devastadores para la industria automotriz canadiense.

La respuesta de las autoridades canadienses no se hizo esperar. El primer ministro de Ontario, Doug Ford, anunció la suspensión de la sobretasa a la electricidad exportada hacia Estados Unidos, en un esfuerzo por desescalar la tensión. Ford aseguró que esta decisión fue tomada después de una “reunión productiva” con Lutnick, quien se comprometió a sostener una reunión formal con Ford y otros funcionarios en Washington el 13 de marzo, con el fin de discutir posibles soluciones antes de que entren en vigor los nuevos aranceles a partir del 2 de abril.

A pesar de este acuerdo temporal, Trump no dejó de recalcar la importancia de que Canadá elimine las medidas arancelarias que considera desproporcionadas, como el arancel sobre los productos lácteos. De no cumplirse, advirtió que tomaría acciones aún más drásticas, lo que podría incluir nuevas tarifas sobre otros sectores clave, afectando gravemente las economías de ambos países.

Por otro lado, el presidente estadounidense también cuestionó la lógica detrás de la importación de electricidad de Canadá, sugiriendo que los Estados Unidos no deberían depender de un país extranjero para su suministro energético, aunque solo afecte a una pequeña región. En sus declaraciones, Trump incluso llegó a proponer que Canadá debería convertirse en el "quincuagésimo primer estado" de la unión, lo que eliminaría todos los problemas comerciales entre ambos países y beneficiaría a Canadá en términos de seguridad y recursos.

El panorama continúa siendo incierto, ya que ambos gobiernos parecen estar atrapados en un tira y afloja económico, con consecuencias potencialmente graves no solo para los sectores involucrados, sino también para las relaciones internacionales en Norteamérica. Los próximos días serán cruciales para determinar si los esfuerzos de diálogo logran una solución o si, por el contrario, la guerra arancelaria se intensifica, afectando a más industrias y a miles de trabajadores que dependen de un comercio fluido entre ambos países.