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Claudia, rentable estrategia de conciliación y rechazo: Trump, más cordial con México

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Frente a Donald Trump, la estrategia de Claudia Sheinbaum de combinar palabras conciliadoras con retórica de rechazo ha convencido a la nueva administración

Hace unos días, el diario The New York Times publicó un reportaje bastante interesante de Simon Romero, periodista graduado con honores en Harvard en dos disciplinas fundamentales, historia y literatura.

El título del texto de Romero llama la atención: “México se prepara para Trump. Esta vez las cosas son diferentes”. Es verdad, “por segunda ocasión en menos de una década” nuestro gobierno se ve obligado a negociar con el atemorizante Donald Trump.

Enrique Peña Nieto y Luis Videgaray, a quienes el periodista citado no menciona, apostaron abiertamente por Donald Trump en 2016, bastante tiempo antes de que este hombre llegara por primera vez a la presidencia de Estados Unidos.

Ese año, Trump visitó México como candidato, lo que impulsó decididamente su campaña. Como consecuencia de lo anterior el gobierno peñista entró en su peor crisis política —Videgaray tuvo que sacrificarse y renunciar a la Secretaría de Hacienda—. Pero, como me dijo hace menos de un mes José Antonio Meade, importante funcionario en aquella administración, “pese a todo construir un diálogo temprano pagó dividendos en 2016”. Cuando Trump ganó las elecciones de 2017, Videgaray regresó fortalecido, aunque con un nuevo cargo, el de canciller. En la actualidad, Videgaray seguramente es el mexicano más cercano a Trump.

Enrique Peña Nieto y su equipo solo trataron durante un año con el presidente Donald Trump. El mandatario mexicano que más tiempo coexistió con Trump fue Andrés Manuel López Obrador, quien —cito al reportero Simon Romero del New York Times—, “forjó una cálida relación con Trump, y México evitó aranceles elevados al tiempo que accedía a las exigencias de frenar la migración”. AMLO, entendiendo con realismo las circunstancias, cedió donde tenía que ceder y minimizó los problemas para nuestro país.

Ahora —sigo con el periodista Romero— “la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, ha marcado el tono de este acercamiento, mezclando palabras conciliadoras para Trump con retórica de rechazo”.

¿Retórica de rechazo? Se refiere el reportero del New York Times a que Claudia ha rechazado, con dignidad y con buen humor, cada una de las agresiones del presidente de Estados Unidos; el mejor ejemplo es el de sugerir cambiar el nombre de esa nación a América Mexicana después de que Trump anunciara su intención de cambiar el nombre al Golfo de México para llamarlo Golfo de Estados Unidos.

Combinar palabras conciliadoras con retórica de rechazo da como resultado prudencia audaz.

Frente a Estados Unidos tal estrategia de la presidenta Sheinbaum ha convencido a la nueva administración de que “Washington necesita a México, y su base industrial de rápido crecimiento y bajo costo, si Estados Unidos espera contrarrestar a su mayor rival: China”.

En lo interno la prudencia audaz de Claudia se ha traducido en elevadísimos niveles de aprobación: en el trackig diario ClaudiaMetrics tal aprobación ayer era de 75.3%, muy superior a la de Donald Trump en el inicio de su gobierno, que según Reuters/Ipsos es de 47%.

El presidente de Estados Unidos, por todo lo que había dicho durante su segunda campaña electoral, debía ser muy agresivo con México en su discurso de inauguración, y lo fue. Pero tres días después moderó bastante su tono en relación a nuestra nación, no así con Canadá.

Ocurrió en un discurso por teleconferencia ante el público de gente muy rica y muy neoliberal reunida en Davos, Suiza. Le volvió a caer el veinte a Trump de que necesita acuerdos con el gobierno mexicano, por lo que dijo: “Estamos acordando con México, creo que vamos muy bien”. Al mismo tiempo, Trump insistió en hacer de Canadá otro estado de Estados Unidos. El dólar bajó en relación al peso y, por supuesto, mejoraron las expectativas sobre México de la gente inversionista más importante del mundo.

La gran crisis de hace tres días ahora parece que no será tan grave y aun podría representar ventajas para México cuando le caigan otros dos veintes a Trump: el primero, que la economía de Estados Unidos no es viable sin inmigrantes; el segundo, que carece de sensatez su propuesta de tratar a las mafias del narco como grupos terroristas porque, la verdad sea dicha, la solución al tráfico ilegal de drogas no es tan sencilla como simplemente recurrir a la fuerza militar, sino que se trata de un reto muchísimo más complejo que involucra transformaciones éticas, culturales, educativas y de desarrollo de comunidades pobres en numerosos países.

 

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Columna de Federico Arreola en SDP Noticias

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