En una intensa sesión que se prolongó por más de siete horas y media, la Cámara de Diputados dio luz verde a la reforma constitucional que transfiere el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). 

Con 362 votos a favor del bloque oficialista y 133 en contra de la oposición, el Pleno aprobó la propuesta que permitirá, además, a los legisladores crear una ley de seguridad interior para regular la participación de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública.

Durante el debate, que estuvo marcado por la polarización, los representantes del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano acusaron a las fracciones de la llamada cuarta transformación de militarizar la seguridad. 

En contraposición, los diputados de Morena y el Partido del Trabajo defendieron con fervor la iniciativa impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, resaltando la necesidad de una estrategia más robusta para enfrentar la violencia.

La reforma no solo redefine a la Guardia Nacional, eliminando su estatus como "institución policial de carácter civil", sino que la establece como una "fuerza de seguridad pública profesional, de carácter permanente e integrada por personal de origen militar con formación policial". 

Además, la nueva norma otorga a la Guardia la facultad constitucional de investigar delitos, indicando que esta labor debe realizarse en coordinación con el Ministerio Público y las fuerzas policiales de los tres niveles de gobierno.

Con la participación de 57 diputados en tribuna y reiterados argumentos de ambas partes, la reforma fue aprobada cerca de las ocho de la noche. 

Se anticipa que el debate continúe hasta la madrugada del viernes, ya que se han presentado 433 reservas al dictamen, incluyendo 151 de la bancada del Partido del Trabajo.