Puebla, Pue.- Maricarmen y Viridiana no se conocen pero tienen algo en común, llevan más de seis años sin ver a sus hijos; son víctimas de la violencia vicaria.

Cuando les arrebataron de sus brazos no era delito, por eso se explica que las denuncias que interpusieron ante el Ministerio Público no procedieron contra el padre.

Después del dolor de separarse de sus pequeños, ahora se enfrentan con el protocolo del Centro de Convivencia Familiar Supervisada (CECOFAM) en el que les impiden tener contacto cercano. Ellas suponen que es porque no conocen su versión y los menores –podría ser que asesorados o manipulados– se niegan a aceptar la reunión.

Las madres condenaron que los jueces no den garantías y que sus padres les nieguen el derecho de maternidad.

Le niegan custodia y demandan pensión

Maricarmen Miranda no pudo recuperar a su hijo que le fue arrebatado cuando tenía 2 años por su padre, un hombre violento.

Había dejado a su pareja por las agresiones de la que fue víctima, aunque permitirle ver a su hijo, le cambió la vida.

“El 30 de abril de 2013 por ser el Día del Niño era su deseo (del padre), comprarle y festejarle; no convencida porque unos días atrás me había golpeado. Fuimos, accedí, nos subimos a su carro, me dice que se le olvidó la cartera y que se tenía que regresar a su casa, en ese momento se baja con mi hijo en brazos y una camioneta lo estaba esperando y desde ahí se fue”, relata.

Actualmente una jueza lleva dos carpetas de investigación, la de la patria potestad que le ha sido negada y la demanda en su contra por pensión alimenticia.

“(Su papá) no me deja convivir con él, pero eso sí ya me demandó por pensión alimenticia y estoy en ese proceso. Ahora me acusan y me demandan (…) lo veo de lejos, sí me pone feliz, pero no convivir con él me pone triste”.

Desde la marcha del 8M dice que lo que vive es “horrible, no se lo desea a ninguna madre. Estoy aquí para que sea que estoy luchado por él”, señala entre lágrimas.

A Viri le impiden ver a sus dos hijas

Viridiana Ahuatl tiene seis años sin ver a sus hijas de 10 y 9 años, por problemas de pareja con su expareja quien era celoso, controlador y agresivo.

Tras separarse acordaron visitas con su padre, cuando tenían 3 y 4 años su padre se las llevó y no las regresó porque con antelación había tramitado la guardia y custodia de las menores.

“Ha sido una lucha en la que la he pasado muy mal, es un dolor que no le deseo a nadie. Ese dolo lo tomo para agarrar fuerza y seguir luchando para que las niñas regresen con su mamá (…) ellas son las afectadas, han de pensar que su mamá las dejó y abandonó”, comentó.

En CECOFAM no les han pedido ver a sus hijas. “Tenemos pruebas psicológicas de que las niñas son manipuladas para que no me quieran ver y la jueza del juzgado familiar de Cholula no ha hecho nada”.

Foto: Karen Meza

mp