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Urbes están diseñadas para la decadencia, advierte experta del ITESO

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El desarrollo urbano ha explorado diferentes formas de crear ciudades tan funcionales como bellas; los resultados han derivado en la marginación de las mayorías empobrecidas.

Puebla, Pue.- Los desastres naturales de los tiempos recientes demuestran que las grandes ciudades se encuentran en crisis. En muchos casos, el ordenamiento urbano ha relegado los sistemas de planeación en favor de los sistemas que prometen ser disruptivos, pero se basan en la inmediatez.

La Dra. Emma R. Morales García de Alba, catedrática del ITESO, explicó en un foro especializado de la Ibero Puebla cómo las ciudades han sido diseñadas para que las personas asuman el espacio público como peligroso y decadente. Se trata de una tendencia heredada de la Revolución Industrial y que se expresa en aspectos como el transporte, la densidad de población, la tecnología y la planeación de desarrollo.

Desde finales del siglo XIX surgieron las primeras propuestas de diseño de ciudades para vivir saludablemente en la era industrial. Sir Ebenezer Howard propuso el modelo de ‘ciudad jardín’, que consiste en un esquema que recupera la relación humana con la naturaleza al tiempo que impulsa los grandes beneficios de vivir en la urbe.

Otras propuestas se enfocaron en la importancia de la planificación para construir nuevas ciudades que pudieran convertirse en modelos internacionales. El movimiento estadounidense conocido como “Ciudad Hermosa” (City Beautiful Movement) llevó el desarrollo urbano a altos niveles de grandiosidad; el parque fue el elemento clave de esta corriente.

Después de la Primera Guerra Mundial, las propuestas funcionalistas retomaron el enfoque pragmático. “Desaparece la escala humana y es la era de los grandes urbanistas que deciden ver la ciudad desde arriba y resolver todos los problemas de funcionamiento, infraestructura y sociabilidad”, explicó Morales García de Alba.

Las nuevas miradas se orientaron hacia la estandarización y el control del “desorden” en el que estaban sumidos los grandes asentamientos urbanos. El New Town Movement británico, derivado de las ciudades jardín, implementó una remodelación de los espacios afectados por la expansión de las urbes con el fin de descentralizar la capital. Los resultados, aclaró Emma Morales, no siempre solucionaron los problemas sociales.

Así, la nueva crisis urbana de mediados del siglo XX condicionó las políticas de planeación de los años por venir. “Se dio pie a un modelo de urbanización diferenciado y a la desaparición de muchos espacios de vida”. Esto afectó de manera particular a las poblaciones marginadas y racializadas de Estados Unidos.

En los años 90, con el auge del neoliberalismo, el paradigma giró hacia el desarrollo económico para el rescate de las ciudades. Los teóricos de la época propusieron soluciones relacionadas con la creación de empleos, reconstrucción de barrios urbanos, creación de distritos comerciales, oferta de viviendas asequibles y garantía de seguridad social. 

Al mismo tiempo, surgió una crisis en los suburbios en dimensiones sociales, económicas, ambientales y sanitarias. En estos espacios, las personas conviven menos e invierten más en mantenimiento. “A pesar de que existen organizaciones vecinales […] ya llegaron al punto de la obsolescencia. No tienen la capacidad de darle mantenimiento a sus propias calles”. Los conjuntos suburbanos, advirtió la especialista, se encuentran en decadencia. 

Una de las respuestas a este fenómeno fue el movimiento por un nuevo urbanismo, el cual recupera prácticas positivas de otros contextos y las ejecuta en el espacio afectado: diversidad de suelo, espacios peatonales, transportes sustentables y resguardo de la calidad de vida. Su aportación es la recuperación de la dimensión humana.

En México, la crisis suburbana nace de la máxima ocupación del suelo y a la que se suman problemáticas específicas. “Estas crisis se van a complementar con todas las demás crisis que tiene la humanidad”, por lo que las agendas políticas deben contemplar aspectos de inclusión, equidad, cohesión social, economía urbana y acceso a servicios básicos.

Sobre el estado de Puebla, Emma Morales aseguró que existe una crisis de gobernanza en el que las zonas rurales y periurbanas se han convertido en vacíos urbanos con potencial para el desarrollo.

Los retos urbanos actuales son multifactoriales y ambiciosos. Emma Morales aseguró que las recomendaciones de instancias internacionales pueden resultar en inacción. “El sector público ha preferido soluciones puntuales a nivel de calle que salen en la foto rápido y muestran que hay interés”. Esto deriva en la obsolescencia de los modelos urbanos por la atención a problemáticas de fácil solución.

Frente a entornos de crisis múltiples, señaló que existen alternativas para recuperar el tejido social, como es la sustitución de los centros comerciales por grandes manzanas. Aunque escasas, las aplicaciones han dado ejemplos sobre cómo reparar espacios habitacionales, zonas públicas y espacios naturales. “Nos toca revisitar la profesión, el modelo de operación y gestión de las ciudades, y entender de dónde vienen nuestros conceptos”.

foto: Ibero

mca

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