- Nación
¿Y ahora qué?
“Mi error fue quererte mucho y conocerte poco.
Nunca te conformes con ser ‘algo’ de alguien, cuando puedes ser ‘todo’ de alguien más.
Always chingona, sometimes cabrona, but never pendeja.
¿Usted quiere verse espectacular? Agárreme de la mano”.
REFLEXIONES MOTIVACIONALES
De acuerdo con los resultados computados hasta ahora en los Programas de Resultados Preliminares operando en cada una de las seis entidades cuyas gubernaturas se disputaron ayer, los estados que se volverán guindas son Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas. Donde gana algún sector de oposición política son Aguascalientes y Durango.
Unos y otros presumen triunfos, como ya suele ser costumbre en este tan polarizado país.
Y sí, efectivamente, una forma de ver las cosas es que Morena y aliados sumaron cuatro entidades donde antes no gobernaba; estos, perdidos por el PRI (Oaxaca, Hidalgo), por el PAN (Tamaulipas) y por la alianza PAN-PRD (Quintana Roo).
Otra lectura es: ni siquiera con todo el poder y apoyos de los pesos pesados de la 4T y/o del crimen organizado, ‘Juntos Hacemos Historia’ logró ganar en las seis entidades federativas como anticipaban (al menos es lo que sostenían en público).
En todo caso, ¿qué tanto se debe este escenario dual a la fortaleza de Morena y la acción de la oposición política, y qué tanto a otros factores? Creo que eso es lo que se debe analizar a fondo. En esta columna no hay espacio para ellos, mas sí para unas cuantas consideraciones.
Por lo pronto decir: si la Cuarta Transformación no arrasó en todas las gubernaturas en disputa se debe —en gran parte, añadiría yo— a una CIUDADANÍA de oposición organizada. Se observó el año pasado en las elecciones intermedias y hoy esta refrenda su importancia. Habría que analizar cómo está conformada y de qué manera opera.
La oposición no está muerta, mas sí moribunda, por lo que urge encontrar otra salida u opción electoral y democráticamente viable para aquellos que se oponen al régimen lopezobradorista. Para empezar, es menester que los partidos políticos y/o alianza de oposición volteen hacia la ciudadanía, hacia los políticos —y figuras no necesariamente de corre político— que sean honestos. Hoy, más que nunca, es necesario considerar y arropar contendientes cercanos a la ciudadanía y a prueba de tacha.
Es imprescindible también una buena dosis de objetividad. Hacer a un lado la soberbia para presumir que se ganaron dos de seis, sin caer tampoco en el absoluto pesimismo. Al final, la oposición en alianza obtuvo un estado más al pronóstico que había lanzado el dirigente panista Marko Cortés el año pasado, mientras que en Tamaulipas lograron acortar la distancia a tal grado que, durante un momento, se pensó que “El Truko” podía ganar.
Ello significa que, a partir del 24, los estados gobernados por Morena y que acudan a las urnas ya habrán conocido de primera mano la forma de gobernar de la 4T, lo que hay que subrayar. Quizá solo entonces, el enojo con respecto a muchos problemas del país que tienen al morenismo como causa comiencen a pesar en los comicios, pues hasta ahora así no ha ocurrido. (Un ejemplo claro de lo anterior el día de ayer fue Oaxaca, donde no importando que el FONDEN hubiese sido desaparecido por Morena, dicho partido arrasó en la entidad.)
Tal vez para entonces, también, la figura de López Obrador no arrastre a tantos electores. Ya se pueden ver algunas fisuras en ese sentido: mismo yendo toda la plana mayor a Durango un fin de semana antes de las elecciones, no se logró que la candidata de la 4T ganara (complicado sacar adelante a una abanderada con tantas corruptelas a cuestas y una que, en vísperas de la elección se le escuchó instruyendo a la Marina para liberar a sus operadores electorales detenidos en posesión de listas y dinero en efectivo, en la ciudad de Lerdo, Durango).
Notar, además, que a excepción de Mara Lezama en Quintana Roo, los otros gobernadores electos de Morena y aliados provienen del PRI y del PRD: Julio Menchaca (Hidalgo) militó 35 años en el PRI, Américo Villareal (Tamaulipas) 34 años. Salomón Jara proviene del PRD. Dicho de otro modo, se confirma que los anquilosados cuadros políticos siguen vivos y habitan Morena.
Por cuanto a Movimiento Ciudadano se trata, mientras algunos ven que este tuvo una pérdida absoluta —al no haber obtenido ninguna gubernatura en disputa—, otros apuntan que en Quintana Roo obtuvo más del 10% de la votación y en los demás estados estuvo por encima del mínimo necesario para mantener a nivel local la franquicia. Yo opino que lo fundamental es dilucidar cuanto antes cuál es la estrategia de este partido y cuáles fines —confesos u ocultos— persigue, máxime si se piensa que de las 10 entidades gobernadas por la oposición en estos momentos, dos son por Movimiento Ciudadano.
Se debe reconocer, asimismo, cuáles son los puntos flacos de la alianza opositora; desde las señalizaciones a cualquiera de sus dirigentes, hasta la decisión de los candidatos no por cuotas de los partidos, sino por los que sean más cercanos a la ciudadanía y competitivos para la alianza. También qué aporta realmente —establecerlo con frialdad— cada miembro; ¿cuáles son sus fortalezas? Basta ya de suposiciones baratas.
Comprender que ha quedado de manifiesto que el rechazo hacia todo lo que huela a López Obrador no es ni pegamento ni atractivo suficiente para hacer viable y funcional una alianza.
Todo lo que apunto debe servir como un punto de arranque y de reflexión para ponderar si la coalición opositora tiene alguna posibilidad de transitar hacia el 2024 y bajo qué características y condiciones. En lo personal, no veo más opción para la oposición que elegir un candidato ciudadano creíble, así no sea este la primera opción política ni de estructura partidista que muchos tengan en mente.
Ante la pregunta “¿Y ahora qué?”, la respuesta pasa por modificar la idea que la oposición política tiene de sí misma. Solo así resistirá la fuerza creciente que está teniendo Morena.
Es momento de profunda reflexión.
Columna de Verónica Malo en SDP Noticias
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