El Consejo de Ministros de España aprobó este martes un decreto para conceder la nacionalidad por carta de naturaleza a la escritora mexicana Lydia Cacho Ribeiro, al considerar que se encuentra en una situación de vulnerabilidad, ante los ataques y amenazas de muerte en su contra.

Las autoridades de ese país destacaron que Cacho es una reconocida periodista, así como activista social y escritora, destacada investigadora en violencia de género, salud, niñez y delincuencia organizada.

Ella fue detenida en Quintana Roo en 2005 y trasladada a Puebla, donde fue encarcelada por una denuncia de difamación que presentó el empresario Kamel Nacif, quien presuntamente contó con el apoyo del exgobernador Mario Marín Torres, quien está presó por el delito de tortura, derivado de esa acción judicial.

El Consejo de Ministros señaló que la mexicana se ha especializado en la cobertura periodística en situaciones de riesgo, investigando sobre graves violaciones de derechos humanos y ha contribuido a la lucha contra la trata de personas en todo el mundo, además de colaborar en la redacción y asesoramiento de leyes contra la trata, pornografía infantil y violencia de género en varios países latinoamericanos.

“Su situación personal es vulnerable, pues ha sido víctima de torturas, ha sufrido más de seis atentados y está amenazada de muerte”, se destacó en el decreto.

Por el riesgo evidente para su vida, se encuentra residiendo en Madrid con una autorización temporal. Además, su vinculación con España es muy estrecha, pues ha colaborado de forma regular con medios españoles, así como con diferentes organizaciones y entidades.

Junto con Cacho, también recibieron la nacionalidad la escritora brasileña Nélida Piñón: el autor teatral y actor argentino, Óscar Martínez; el periodista de origen británico, William D. Chislett; la jugadora de ajedrez de origen georgiano, Ana Matnadze; Fraidelyn Padua, hija de una mujer asesinada por su pareja en España; y Dounia el Ghorfi, de origen marroquí, víctima de un caso de abandono de familia y malos tratos domésticos.

Foto: Archivo m

gse