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De escándalo

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Si el gobierno mexicano considera que Washington no tomará nota de lo ocurrido en México en estos días, habrá demostrado una vez más su impericia y su soberbia.

Hay días en que Gil cree que ha perdido la razón. No está el horno para bollos, pero en Palacio Nacional nadie parece acusar recibo, al contrario, han rellenado el horno hasta los topes. Si el gobierno mexicano considera que Washington no tomará nota de lo ocurrido en México en estos días, habrá demostrado una vez más su impericia y su soberbia.

Hubo varias bravuconadas diplomáticas: darle el micrófono al dictador cubano Miguel Díaz-Canel durante los festejos de la Independencia, decirle al presidente Joseph Biden que “se ve mal” con el bloqueo a Cuba, sentar en la última fila a Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, darle tribuna a Nicolás Maduro de Venezuela.

Todo es muy raro, caracho. Mientras ocurrían estos hechos no del todo amables con Estados Unidos, México tiene por delante afinar y llevar adelante el T-MEC, necesita de sus vacunas, conciliar los conflictos del narcotráfico y de la frontera.  ¿Estamos locos? Sí.

Gilga cavila: quizá Estados Unidos soportará éstas y otras majaderías mientras México sea su policía migratoria y detenga en la frontera sur la avalancha de migrantes que huyen de sus países. Para qué más que la verdad, a Gilga no le gusta ver al Presidente caminar por el Zócalo con Díaz-Canel ni al canciller Ebrard hablar con Maduro como si fuera su amigo del alma.

A gritos

La zacapela no se hizo esperar en Palacio Nacional (las zacapelas nunca se hacen esperar, llegan como ráfagas) durante la reunión de la Celac. 

Una nota de Ián Cedeño en su periódico Excélsior informa que el presidente de Uruguay, Luis Lacalle, lanzó una dura crítica contra “los gobiernos represores de Cuba, Nicaragua y Venezuela, por el encarcelamiento de opositores y la violación a los derechos humanos: Con el respeto debido, cuando uno ve que en determinados países no hay una democracia plena, cuando no se respeta la separación de poderes, cuando desde el poder se utiliza el aparato represor, para acallar las protestas, cuando se encarcelan opositores, cuando no se respetan los derechos humanos, nosotros, en esta voz, tranquila, pero firme debemos decir con preocupación que vemos gravemente lo que ocurre en Cuba, en Nicaragua y en Venezuela”.

En respuesta, Díaz-Canel le dijo: “Escuche usted a su pueblo, que recogió más de 700 mil firmas contra la ley que usted impuso, y que cambió las condiciones para ajustar precios de combustibles”. Díaz-Canel se refirió al paquete de medidas que promueve Lacalle en materia económica, educativa y de seguridad en Uruguay.

Maduro entró al pleito: “Ponga usted, presidente Lacalle, fecha y lugar para un debate, Venezuela está lista para debatir de democracia, de libertades, de resistencia, de revolución, de neoliberalismo y lo que haya que debatir”.

Una nota de Bloomberg en El Financiero informa que “la inesperada aparición de último minuto en la Ciudad de México del presidente venezolano Nicolás Maduro en una cumbre regional desencadenó un enfrentamiento con líderes aliados de Estados Unidos y revivió la división ideológica entre los gobiernos de América Latina”.

El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez: “Mi presencia en esta cumbre de ninguna manera representa un reconocimiento al gobierno de Nicolás Maduro”, dijo. Este fue el primer viaje de Maduro al extranjero desde que Estados Unidos lo acusó por cargos de tráfico de drogas el año pasado y ofreció una recompensa de 15 millones de dólares por información que condujera a su arresto.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia publicó un comunicado en el que atacaba la falta de “principios democráticos” de Maduro. L(i)ópez Obrador y otros líderes de izquierda ven a la Celac como una alternativa a la Organización de Estados Americanos con sede en Washington, que excluye a Cuba. Pero su visión se vio socavada por la ausencia de actores clave, en particular Brasil, el país más poderoso de la región, que suspendió su participación en Celac.

Gabinete de curiosidades

Las evidencias científicas más recientes apuntan a que el planeta azul se formó hace 4 mil 400 millones de años. A lo largo de la historia, más de un experto se aventuró a hacer cálculos muchos de ellos basados en la Biblia para llegar a cifras que nos hacen reír. (De Cosas que nunca pensó que le fueran a importar. Cristina García-Tornel, Debate, 2013). 

 

Columna de Gil Games en Milenio

Foto: Captura de video

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