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Militarizando hasta el cielo

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Se está sustituyendo a ingenieros aeronáuticos con amplia experiencia en aviación civil por personal militar en condiciones de retiro que poco o nulo conocimiento, dice Lourdes Mendoza

A casi tres meses y contando desde de que la SCT de Jorge Arganis se comprometiera a recuperar la categoría 1 en materia de seguridad aérea, los avances son escasos.

 

A propósito de mi columna del 6 agosto, Sobre advertencia no hay engaño… Éramos muchos y parió la abuela, déjenme platicarles, tal cual se los adelanté, que las deficiencias por las cuales México se mantiene en la lista negra de país bananero en materia de seguridad aérea involucran temas de falta de personal técnico calificado en la AFAC, así como irregularidades en políticas y procedimientos para verificación de seguridad tanto de aerolíneas comerciales, de carga y aviación privada.

 

Ahora bien, déjenme contarles que desde julio se prendieron las alarmas dentro de la aviación mexicana debido a que directivos de la AFAC, entre ellos el titular de Seguridad Aérea, ¡ay nomás!, Elic Jacob Herrera, fueron sustituidos por militares que, si bien tienen experiencia en materia aérea militar, no tienen el conocimiento especializado en aviación civil. Zapatero a tus zapatos, reza el dicho.

Antes de continuar le recomiendo que se abroche el cinturón para sentir las turbulencias que se avecinan en este viaje.

De hecho, el Colegio de Ingenieros Mexicanos en Aeronáutica le pidió, en carta fechada el 24 de julio de 2021, al titular de la SCT, Jorge Arganis, interceder para evitar que continúen los despidos, además de advertir que se busca reemplazar a todos por “personal sin conocimiento en la materia”. ¡Así de grave!

 

¿EL PROBLEMA?

Se está sustituyendo a ingenieros aeronáuticos con amplia experiencia en aviación civil por personal militar en condiciones de retiro que poco o nulo conocimiento tienen en el Sistema de Gestión de Seguridad Operacional, los 19 anexos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y las recomendaciones de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).

“Estarlos reemplazando por personal sin conocimiento en la materia pareciera una sinrazón que va a degradar aún más el desempeño de la AFAC en su papel de autoridad aeronáutica civil y, peor aún –lo que leerán no es un juego, es una advertencia sumamente peligrosa–, pondrá en riesgo la seguridad de las operaciones aéreas en el país”.

De acuerdo con la evaluación de la FAA de octubre de 2020 a febrero de 2021 se identificaron varias áreas en las que México incumplía con los estándares mínimos de seguridad aérea, entre ellas la capacitación de la autoridad de aviación civil.

Entre todos los cambios que se hicieron dentro de la AFAC también salieron el director ejecutivo de Aviación, Pablo Carranza, así como el director de Aviación, Román Ramírez, sin que la SCT se pronunciara al respecto o con su visto bueno, pues el que calla otorga.

 

OÍDOS SORDOS

Alguien podría decir que nadie levantó la mano para advertir de las deficiencias en la AFAC. Pero déjeme decirle que, desde enero, la Unión Mexicana de Asociaciones de Ingenieros (UMAI) advirtió sobre lo preocupante de las conclusiones de la FAA sobre el desempeño de la AFAC.

De hecho, el martes 26 de enero, también en una carta dirigida al titular de la SCT, el organismo indicó que, en medio de diversos problemas que enfrenta la industria aeronáutica en el país, como el paro de operaciones de Interjet, o las conclusiones sobre el rediseño del espacio aéreo, lo que realmente era alarmante era que, si el país llegaba a ser degradado de Categoría 1 a Categoría 2 en su calificación, “las operaciones aéreas de México hacia los Estados Unidos perderían toda posibilidad de crecimiento o diversificación”.

En medio de esa situación, la UMAI alertaba, además, que dos de las cuatro posiciones clave de la aviación nacional llevaban varios meses sin un titular a cargo; se referían al propio titular de la AFAC y al director de Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México.

Por ello, incluso ofrecieron su apoyo a la SCT para atender la problemática, al tiempo que pedían a la dependencia que expertos del organismo ocuparan las vacantes “dado el alto nivel de especialización que esto demanda y debido al riesgo que representaría que dichas posiciones fueran ocupadas por personas inexpertas”.

Para sorpresa de pocos, la misiva firmada por José Alfonso Domínguez Gil, presidente de la UMAI, fue ignorada por la 4T.

 

ALERTAS ENCENDIDAS

Sin embargo, la UMAI siguió insistiendo en el tema, y para el mes de abril, fecha en que la SCT ya sabía de los hallazgos negativos de la auditoría de la FAA, estableció contacto directo con la AFAC; de nueva cuenta, para ofrecer su apoyo y urgir a tomar cartas en el asunto.

Luego de un encuentro virtual con el director general de la AFAC, Carlos Antonio Rodríguez, Domínguez Gil puntualizó las inquietudes del organismo sobre la manera en que, desde 2020, seguía afrontándose la situación, que para entonces ya era un globo a reventar. “Percibimos una posición vulnerable de la AFAC ante los requerimientos de esta auditoría”.

Además de recomendar modificaciones en la infraestructura de la AFAC, la UMAI ya sugería de manera mayúscula cambios a la estructura organizacional y de los recursos humanos capacitados en la dependencia.

 

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO

Casi tres meses han pasado desde entonces, mientras que representantes de Estados Unidos han tenido que venir a apoyar a la autoridad mexicana ante la falta de capacidad para resolver este problema que afecta no sólo la reputación de México en materia aérea, sino que también desincentiva a que aerolíneas internacionales vuelen a nuestro país.

¿Qué hubiera pasado si otras organizaciones en la aviación como el Colegio de Pilotos, de Heriberto Salazar, o el propio sindicato de pilotos (ASPA), de Humberto Gual, hubieran levantado la voz oportunamente para evitar la degradación? Muy probablemente no estaríamos en esta situación. Pero prefirieron no disgustarse con la 4T y mejor irse a tomar la foto en el aeropuerto del mamut, perdón, Felipe Ángeles, y apenas hace unos días con el propio Carlos Morán y la invisible secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde.

Este viaje continuará y las turbulencias, a pesar de lo leído, aún ¡no comienzan!…

 

 

 

Columna de Lourdes Mendoza

El Financiero

Foto ArchivoM

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