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Murió el Viejo Trotamundos de Puebla, así lo despiden en redes sociales

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Tras 12 años caminando las calles, era un personaje querido de Puebla y su hijo lo despidió con un emotivo mensaje

Puebla, Pue.- Tomás Ortiz, El Viejo Trotamundos como le conocían, falleció este viernes tras doce años de caminar las calles con sus conocidos carteles llenos de mensajes que hacían un llamado a generar conciencia entre la sociedad para mantener limpia la ciudad.

Fue su hijo, Adrián Ortiz, quien confirmó la muerte de don Tomás y se despidió de él a través de una carta que compartió en redes sociales.

Don Tomás era un personaje más de la capital poblana, conocido por sus mensajes y querido en general por quienes le veían caminando, al punto que constantemente le pedían fotografías.

Sus cartulinas eran sencillas y directas: “Hagamos algo, siempre será poco para que nuestro país sea como antes, México limpio”, “No tirar basura en la calle bastará para que nuestra ciudad esté limpia. Al niño enséñale a ser limpio”, eran algunas de las frases que utilizaba.

De acuerdo con la información que compartió su hijo, sufría una úlcera en la pierna y a lo largo de sus andares se había caído en varias ocasiones debido a que la pérdida de la vista.

Así se despidió su hijo.

“Despedida a mi papá. Hace casi 12 años tomó un par de cartulinas, un plumón, y después de varios pensamientos, eligió el camino que parecía más difícil para su edad. Un camino que sin duda le daría la vitalidad de permanecer más tiempo entre nosotros. Escribió su mensaje, que a la larga lo identificaría entre el gremio del periodismo como el “Viejo trotamundos”. Engrapó sus cartulinas, las colocó entre un palo de escoba y se encomendó a Dios. Ni siquiera él se imaginó la dimensión de su movimiento, pero fiel a su costumbre, la decisión y el enfoque lo mantuvieron en el camino, incluso en aquellos aciagos momentos, como en los desprecios mediáticos (la nula respuesta de televisoras nacionales), en los repudios ciudadanos (donde pareciera nunca nada ser suficiente), en los malestares físicos (su úlcera en la pierna, esa detestable que nunca cerraba y generaba punzantes dolores), en las caídas en la vía pública (su casi nula vista lo llevó a visitar la acera en más de un par de veces), y a pesar de todo esto, nada lo detuvo. Nada hasta que su cuerpo no se pudo levantar más, hasta que su físico claudicó, y ante esto, su corazón latía con fortaleza, con su mensaje en él, en nosotros; estoy seguro que no nos quería dejar, ni nosotros a él. Sin embargo, al final, erigió su cartel, apoyado en su cinturón por última vez, la misma leyenda que siempre se leía: “No tirar basura en la calle bastará para que nuestra ciudad esté limpia”.

Delante de mí quedaron marcadas todas las pisadas de su andar.

A manera de epílogo, les dejo algún escrito generado a su nombre:

Pensamientos de un Viejo trotamundos

Ay, este dolor no pasa, mi pierna sigue con esta miserable ulcera, Dios no me abandones así. Esta maldita edad, por qué me trajiste tan rápido a los noventa, quédate con mi vista, no me importa, es tuya, te la regalo, poco me dolió dejar de manejar la combi, pero esto si no lo condono, no, qué te cuesta dejarme salir a caminar para pedir una ciudad más limpia, nada te quita que yo siga con mi mensaje. Así, para cuando se te ocurra la maravillosa idea de llevarme, llegue sin ningún reproche que te vaya a estropear el día.

Foto Omar Ortiz

aj

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