Puebla, Pue.- De entrada le comento que aunque la Fiscalía General del Estado (FGE) no cuenta con la infraestructura adecuada, un total de 240 agentes ministeriales, de reciente ingreso, a los que no les han dotado de armas de cargo y que además carecen de armas largas, van a quedar distribuidos en las nuevas 27 agencias del Ministerio Público, en el interior del estado.

Las agencias donde van a quedar o ya quedaron estos agentes son: Amozoc, Acatzingo, Reyes de Juárez, Cuautlancingo, Coronango, Juan C. Bonilla, Ocoyucan, San José Chiapa, Tepatlaxco de Hidalgo, Calpan, Tepeojuma, Tehutzingo, Piaxtla, Guadalupe Victoria, Tulcingo de Valle, Chietla, San Gabriel Chilac, Altepexi, Santiago Miahuatlán, Guadalupe Victoria, Tepeyahualco, Hueytamalco, Huehuetla, Palmar de Bravo, Cañada Morelos, Tlacotepec de Benito Juárez, Acajete.

Luego le comento que estos agentes van a estar bajo las órdenes directas del Ministerio Público; es decir, el actual director de la Policía Ministerial o Agencia Estatal de Investigación (AEI) solo va a ser jefe de aparador. En otras palabras, la reducen casi en su totalidad la calidad de jefe y no le quedaría de otra más presentar su renuncia. Eso sí, por motivos personales.

Bajo el amparo del artículo 121 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que dice que la investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, que actuaran bajo la conducción y mando de aquel en el ejercicio de esta función, el fiscal a cargo, Gilberto Higuera Bernal, pretende desaparecer las Comandancias de la Policía Ministerial y constituir Agencias del Ministerio Público, que estarían integradas por un Agente del Ministerio Público Orientador, un Ministerio Público Investigador, un Ministerio Público Facilitador, Agentes Ministeriales y Peritos.

Lo malo o grave es que estos nuevos elementos carecen de armas e incluso vehículos para trabajar y si en estos municipios los habitantes no respetan ni al Ejército o la Guardia Nacional, que le espera a los agentes desarmados.

La idea es buena, pero carece del equipo necesario para trabajar con seguridad.

Columna Porque los muertos corren rápido, de Alfonso Ponce de León

Intolerancia

Foto: Archivoe

cdch