Atlixco, Pue.  Ayer comenzó el proceso de cambio del palo de la plazuela ubicada en el cerro de San Miguel y en donde cada año se llevan a cabo dos de las fiestas más importante a nivel local y estatal: el Atlixcáyotl y el Atlixcayotontli.

El palo, considerado un instrumento casi divino y en el cual los voladores de Cuetzalan cierran ambas celebraciones con su espectáculo desde las alturas, a partir de este año tendrá una característica particular: ya no será de madera, y tampoco llegará de los bosques, ritual de por medio, del Popocatépetl.

El reemplazo es de metal, muy pesado al grado de que más de diez hombres ocuparon seis horas continuas para subirlo a la explanada, y tendrá la misma altura y circunferencia que el anterior.

Miguel Cordero, titular de la oficina de Turismo, Cultura y Tradiciones, destacó que esa idea incluso fue planteada en un primer momento por los propios voladores quienes estarán en Atlixco, y en la explanada de San Miguel el próximo viernes, para participar en el acostumbrado protocolo religioso y místico de la colocación.

“Ya en muchas partes del país los voladores usan ese tipo de palos de metal. Para ellos resulta más seguro en la celebración de su ritual. Y en Atlixco no podemos estar fuera de esa realidad”, sostuvo el funcionario ante los medios de comunicación.

En cambio, algunos seguidores e impulsores del Atlixcáyotl consideraron esa medida como una falta de respeto a la fiesta.

Foto: Lena Velázquez 
cdch