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Desafíos y oportunidades para la ciencia espacial mexicana tras la integración de la AEM a la nueva agencia
El reciente anuncio de la integración de la Agencia Espacial Mexicana (AEM) a la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones ha generado incertidumbre sobre el futuro de los proyectos espaciales que la AEM venía impulsando. A pesar de que el gobierno ha asegurado que las atribuciones de la AEM no desaparecerán, sino que se fortalecerán bajo la Dirección General Satelital y el Programa Espacial Mexicano, expertos como el Dr. José Franco, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM, cuestionan si este cambio será suficiente para consolidar el desarrollo espacial del país.
La AEM y sus desafíos históricos
La AEM, creada en 2010 bajo el mandato del presidente Felipe Calderón, fue diseñada para poner a México en la ruta de la ciencia y tecnología espacial de clase internacional. Sin embargo, a lo largo de los años, la agencia ha enfrentado limitaciones en cuanto a financiamiento y recursos, lo que ha puesto en duda su capacidad para llevar a cabo proyectos de largo alcance. A pesar de los esfuerzos de diferentes administraciones, el Dr. José Franco considera que la AEM no ha logrado consolidar un proyecto espacial nacional sólido, y que gran parte de los avances en el sector espacial mexicano han sido impulsados por iniciativas académicas, más que por estrategias gubernamentales.
En entrevista con Uno TV, Franco recordó que en las últimas décadas, la UNAM ha sido pionera en el desarrollo de tecnologías espaciales, como el UNAMSAT, el primer satélite mexicano, y los nanosatélites desarrollados por el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y otras universidades del país. Sin embargo, advirtió que a pesar de los avances, las limitaciones presupuestarias y la falta de visión a largo plazo siguen siendo los principales obstáculos para que México pueda posicionarse como una potencia en la industria espacial global.
La reestructuración y el futuro del Programa Espacial Mexicano
El gobierno federal ha anunciado que, dentro de la nueva estructura, el Programa Espacial Mexicano y el Sistema Satelital Mexicano (Mexsat) serán los encargados de integrar las atribuciones de la AEM. Aunque el presidente de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones, José Antonio Peña Merino, aseguró que la creación de este programa representará un fortalecimiento para la ciencia espacial mexicana, expertos como Franco siguen siendo escépticos respecto a si este cambio será suficiente para superar las deficiencias históricas en infraestructura y financiamiento.
En cuanto a las recientes declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien aseguró que el gobierno mexicano pondría en órbita un satélite más, el Dr. Franco remarcó que estos proyectos requieren de un plan estratégico a largo plazo y un presupuesto adecuado, algo que, según él, ha sido escaso en las últimas administraciones.
Los proyectos más recientes y las alianzas académicas
A pesar de las dificultades económicas, algunos proyectos como el nanosatélite GXIBA-1, desarrollado por la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP) en colaboración con la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), destacan como ejemplos de los avances impulsados por investigadores mexicanos. Este nanosatélite tiene como objetivo monitorear gases volcánicos como el dióxido de carbono y azufre, especialmente en el volcán Popocatépetl, lo que contribuiría al monitoreo de desastres naturales y la protección de comunidades vulnerables.
Para Franco, los logros recientes en el ámbito espacial reflejan el empuje de la academia, aunque señala que el apoyo gubernamental sigue siendo insuficiente para que estos avances se traduzcan en una infraestructura robusta y en proyectos más ambiciosos. “La AEM necesita un cambio de enfoque, con una mayor inversión en infraestructura y alianzas estratégicas que permitan el desarrollo de proyectos con impacto tanto a nivel nacional como internacional”, afirmó el investigador.
El reto del financiamiento y la falta de recursos
Uno de los mayores obstáculos que enfrenta la ciencia espacial mexicana es el financiamiento insuficiente. Según el Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal de 2025, a la AEM se le asignaron 69 mil millones de pesos, cifra que, para el Dr. Franco, no es suficiente para llevar a cabo proyectos de gran escala y a largo plazo. Además, considera que el Conacyt, principal organismo de financiamiento de la ciencia en México, ha reducido sustancialmente su apoyo a la investigación desde 2019, lo que ha desarticulado gran parte de los esfuerzos científicos en el país.
Un futuro incierto, pero con posibilidades
A pesar de los retos, el Dr. José Franco es optimista respecto al potencial de la ciencia espacial en México. Destacó la importancia de las alianzas académicas que han permitido a investigadores mexicanos desarrollar proyectos como el Painani-I y Painani-II, así como el proyecto Colmena, que buscaba enviar minirobots a la Luna. Sin embargo, subrayó que para que México pueda competir en la carrera espacial global, es necesario un cambio estructural en la forma en que el gobierno y las universidades abordan el desarrollo de la ciencia y la tecnología.
Con la participación de México en proyectos internacionales como el programa Artemis para el regreso de astronautas a la Luna, el Dr. Franco concluye que, si bien los proyectos seguirán adelante, será necesario un compromiso más fuerte con la ciencia y la tecnología para garantizar que México pueda aprovechar al máximo sus recursos y conocimientos en el campo espacial.
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xmh