México en el podio global: seis años de reducción de pobreza comparables a China y Brasil
El pasado 13 de agosto, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados de la Medición de Pobreza Multidimensional 20241, un trabajo que más allá de las cifras, ofrece una radiografía del cambio social más importante en el México reciente. Los datos confirman una tendencia transformadora: entre 2018 y 2024, más de 13 millones de personas superaron la condición de pobreza. Sin embargo, para comprender la verdadera dimensión de este avance, es necesario ir más allá del dato aislado.
Como bien afirmaba Amartya Sen, premio Nobel de Economía, “ser pobre no significa vivir por debajo de una línea imaginaria de pobreza […]. es tener un nivel de ingresos insuficiente para poder desarrollar determinadas funciones básicas”.2 La pobreza es una condición compleja y multidimensional. Por ello, para dimensionar adecuadamente el logro mexicano, es crucial ponerlo en un contexto global e histórico, utilizando un lenguaje común que nos permita comparar y contrastar. Este análisis busca eso: desglosar el resultado de los datos, compararlo con los casos de éxito mundiales y entender por qué estamos ante un punto de inflexión histórico.
Antes de cualquier comparación, es fundamental entender la magnitud del cambio que muestran las cifras nacionales. Según el INEGI, entre 2018 y 2024, al cierre del primer sexenio de la cuarta transformación, 13.4 millones de personas superaron la condición de pobreza multidimensional en México. Este avance histórico significa que el porcentaje de población en esta situación pasó de 41.9 por ciento a 29.6 por ciento en tan solo seis años.

El avance es igualmente notable en los estratos más vulnerables. Durante el mismo periodo (2018-2024), 1.7 millones de personas lograron salir de la pobreza extrema, una condición que agrupa a quienes enfrentan tres o más carencias sociales y no tienen ingresos ni para la canasta básica alimentaria. Estos números, por sí solos, describen un éxito rotundo en la política social, pero su verdadero peso se revela cuando se colocan en el espejo del mundo y de nuestra propia historia.
Para establecer una comparación justa a nivel internacional, es necesario utilizar un indicador estandarizado. Si bien la pobreza multidimensional ofrece una visión más completa, no existe una metodología idéntica en todos los países. Por ello, recurrimos a los datos del Banco Mundial que miden el porcentaje de la población que vive con $10 dólares o menos al día (ajustado por Paridad de Poder de Compra, PPC).3
Aunque este tipo de umbral monetario es precisamente lo que Amartya Sen criticaba por ser una “línea imaginaria” que no captura la complejidad del fenómeno, su estandarización por parte del Banco Mundial permite realizar comparaciones objetivas y rigurosas entre naciones. Se utiliza el dato de $10 dólares diarios en particular porque, como se muestra en la siguiente tabla, es el que más se acerca al porcentaje de la población que nuestra propia medición oficial define en situación de pobreza por ingresos.

Tabla: Comparativa de indicadores INEGI vs Banco Mundial
| Indicador | 2018 | 2020 | 2022 | 2024 |
| Pobreza por ingresos INEGI (% población) | 49.9 | 52.8 | 43.5 | 35.4 |
| Población bajo $10/día PPP (% población) | 45.53 | 46.75 | 37.19 | 30.26[1] |
Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI1 y Banco Mundial3
Al adoptar este indicador como un “traductor” metodológico, el logro mexicano no solo se sostiene, sino que se agiganta. Para esto, consideren el dato de que México sacó al 15 por ciento de su población total en condición de pobreza por ingresos en 6 años y compárenlo con los resultados de los siguientes países:
La hazaña de China: El gigante asiático es el país que más personas ha sacado de la pobreza en el mundo. En un periodo de alta efectividad, entre 2014 y 2020, China redujo este mismo indicador de 57.06 por ciento a 40.7 por ciento. Esta es una impresionante disminución del 16 por ciento que se completó en seis años.
El paradigma brasileño: Brasil es a menudo citado por el éxito de sus programas sociales a principios del siglo XXI, y el que más personas ha sacado de la pobreza en la región. En su mejor momento, logró reducir esta condición de 48.7 por ciento en 2007 a 33.5 por ciento en 2014. Fue un avance extraordinario de 15.2 puntos porcentuales, un proceso que le tomó siete años.
El modelo chileno: Considerado un referente de desarrollo en la región, Chile logró pasar de 53.4 por ciento en el año 2000 a 37.6 por ciento en 2009. Un avance sólido de 15.8 puntos requirió nueve años.
El análisis se vuelve aún más revelador cuando introducimos dos contrastes adicionales: uno regional y otro histórico. En América Latina, el avance de México choca con el estancamiento de otras naciones, como Argentina, que en 15 años (de 2008 a 2023) no solo no redujo la pobreza, sino que la vio aumentar de 21.3 por ciento a 22.6 por ciento. Esto demuestra que el progreso no es una inercia, sino el resultado de decisiones deliberadas.
Pero el contraste más potente es con nuestro propio pasado. Según los datos del Banco Mundial, en 1984 México tenía a 67.85 por ciento de su población viviendo con menos de $10 dólares (estandarizados a 2021) al día. Para 2018, después de 34 años de políticas neoliberales, la cifra se ubicaba en 45.5 por ciento. Se logró una reducción, sí, pero a un ritmo demasiado lento.

Al comparar ambos periodos, emerge una verdad contundente: se logró en un solo sexenio una reducción de la pobreza de una magnitud que compite con lo alcanzado durante los 34 años previos. Se rompió con décadas de avances marginales para dar paso a una transformación acelerada y profunda.
Estos resultados no son una casualidad. Son el fruto de un modelo que reorientó las prioridades nacionales, poniendo el énfasis en la recuperación del poder adquisitivo del salario y en la transferencia directa de recursos a la base de la pirámide social. Lejos de ser un simple número, la salida de la pobreza de millones de personas mexicanas significa mayor bienestar, más oportunidades y un mercado interno más fuerte.
El reto ahora es consolidar este avance. Los datos del INEGI son un punto de partida, no un destino final. Desde la Cámara de Diputados, y en plena coordinación con nuestra presidenta, Claudia Sheinbaum, trabajamos para construir el segundo piso de la Cuarta Transformación. El objetivo es claro: asegurar que esta histórica reducción de la pobreza sea el cimiento de un desarrollo duradero, justo y compartido para todas y todos.
clh
Anteriores
El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.
Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).
En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.
Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT).
Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.

