La propuesta del presidente Joe Biden de cerrar la frontera entre su país —Estados Unidos— y México desató una serie de controversias, así como debates sobre migración y relaciones internacionales. En medio de la búsqueda de soluciones presupuestarias para apoyar a Ucrania, la viabilidad de la medida planteada por el mandatario estadounidense generó preocupaciones y plantea interrogantes sobre las posibles consecuencias.
Biden argumenta que el cierre de la frontera es esencial para abordar desafíos financieros, destacando su respaldo a un plan bipartidista de inmigración. Sin embargo, un eventual cierre de la frontera plantearía desafíos financieros significativos, con todos los costos operativos, recursos humanos y logísticos que ello implica.
Recordemos que Estados Unidos es un país donde la retórica antiinmigrante se ha convertido en plataforma política. De ahí que la condición de los legisladores republicanos para aprobar la propuesta del Ejecutivo sea endurecer la política migratoria, lo cual da pie a una compleja conexión entre ese tema y el presupuestario.
Las declaraciones de Biden no pasaron desapercibidas en México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó la postura como “demagógica”, cuestionando así la viabilidad y eficacia de cerrar la frontera y recordando experiencias pasadas con propuestas similares, en clara referencia a la idea de construir muros.
Desde una perspectiva económica, el cierre de la frontera impactaría negativamente el comercio bilateral. Los sectores empresariales de ambas naciones enfrentarían consecuencias adversas y la incertidumbre generada podría repercutir en la economía regional; además, las restricciones comerciales causarían estragos en los estados y comunidades fronterizos que dependen del intercambio económico.
Por otra parte, el presidente Biden reconoció el desafiante sistema migratorio que heredó y, en más de una ocasión, ha mostrado voluntad para buscar soluciones estructurales. Por ello, cerrar la frontera —aunque pueda parecer una medida inmediata— no resolvería el problema de raíz; al contrario, podría exacerbar la crisis, al forzar los flujos migratorios por rutas más peligrosas para las personas.
En un año electoral para Estados Unidos, donde la inmigración se convierte en un tema candente, la propuesta del presidente Biden (quien busca la reelección) se podría considerar estratégica, pero arriesgada, toda vez que también pudiera generar tensiones diplomáticas y críticas internas, además de afectar la imagen de su gobierno.
La propuesta de cerrar la frontera plantea preguntas importantes sobre la efectividad de las medidas unilaterales y sus consecuencias en la región. En un contexto en que las soluciones conjuntas son esenciales, tomar decisiones apresuradas podría tener serias consecuencias a largo plazo, y las promesas de seguridad presupuestaria pueden chocar con la realidad económica y migratoria. Por ello es fundamental que este tipo de planteamientos no solo se basen en la retórica política, sino que aborden efectivamente los problemas sistémicos subyacentes.
X y Facebook: @RicardoMonrealA
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El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.
Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).
En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.
Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT).
Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.

