En días recientes, el espectro de la crisis en Ecuador se profundizó ante el recrudecimiento de la violencia provocada por los conflictos existentes entre grupos criminales, motines en las cárceles y la fuga de líderes del crimen organizado. Esto llevó al presidente Daniel Noboa a describir la situación como un conflicto armado interno y a declarar el estado de excepción.
Si bien estas acciones tienen como objetivo restablecer la seguridad y el orden público, así como el funcionamiento institucional, mediante el despliegue de fuerzas militares y policiales, lo cierto es que también implican la suspensión temporal de derechos individuales como la libre circulación, la libertad de reunión y la inviolabilidad del domicilio.
Como país hermano, la situación que prevalece en Ecuador acaparó la atención de las demás naciones de la región, incluido México; por ello es pertinente dar una mirada a los antecedentes del conflicto, para tratar de comprender y abordar sus complejidades.
Hay que tomar en cuenta que Ecuador ha sido azotado por conflictos internos y por un marcado deterioro social. Durante el periodo presidencial de Rafael Correa (2007-2017), el país experimentó transformaciones económicas y sociales significativas, conocidas como la Revolución Ciudadana, las cuales, sin embargo, no terminaron de zanjar las desigualdades existentes. Dicho escenario se agudizó en 2020, debido a la pandemia de COVID-19, pues, como resultado del confinamiento, se deterioró aún más la economía, con el desempleo masivo, el decremento salarial y el cierre de empresas.
Lo anterior también ocasionó el resquebrajamiento del tejido social, el debilitamiento del Estado y el aumento en los índices de inseguridad, derivado de disputas entre grupos criminales por el control de las cárceles y de territorios para venta de estupefacientes; todo ello llevó a Ecuador a niveles de violencia nunca vistos.
Hoy, más allá de la crisis por la que atraviesa este país, el llamado consiste en comprender que las raíces profundas de esta se encuentran en la desigualdad, la inestabilidad política y la ausencia de políticas inclusivas.
La experiencia latinoamericana, marcada por las luchas sociales, nos exhorta a reflexionar acerca de que, una vez resuelto el conflicto, el desafío consistirá en implementar políticas que garanticen la participación ciudadana, la redistribución equitativa de recursos y la atención de la pobreza, a fin de lograr una solución integral y sostenible.
En este contexto, la solidaridad internacional es crucial. La historia nos muestra que las crisis pueden ser catalizadoras de la transformación. Se trata, pues, de unir fuerzas, promover la cooperación regional y trabajar incansablemente por lograr la paz y la justicia. Desde México expresamos nuestra solidaridad con Ecuador, abogando por una salida que no solo resuelva la crisis actual, sino que también trace el camino hacia un futuro más justo y próspero para ese pueblo entrañable.
X y Facebook: @RicardoMonrealA
Anteriores
El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.
Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).
En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.
Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT).
Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.

