Tiktocracia

Cualquier propuesta de regulación en la materia se debe formular con la participación de personas usuarias, proveedores, desarrolladores y ciudadanía de una sociedad cada vez más informada y digitalmente democratizada.

La más joven de las redes sociales, TikTok (lanzada en 2016), está siendo objeto de observaciones, investigaciones y prohibiciones en buena parte del mundo occidental y en el mismo país que la vio nacer, China, en donde sus militares y soldados tienen prohibido usarla.

EUA, Francia, Canadá y Gran Bretaña han solicitado a los mandos y funcionarios de gobierno que la desinstalen de sus computadoras, celulares y demás instrumentos digitales de trabajo.

¿La razón? La aplicación es “adictiva”, “distrae” a quien la utiliza, sus contenidos audiovisuales son “fácilmente manipulables” (generadores de “deepfakes”), pero ante todo, “es instrumento de espionaje” del Gobierno chino.

Con 1.6 mil millones de personas usuarias activas, la mayor parte de ellos jóvenes y adolescentes, TikTok está desplazando a Facebook, Instagram y al mismo YouTube como fuente información y consulta de consumidores de contenidos audiovisuales.

Su poderoso algoritmo detecta, desde los primeros videos vistos y buscados, los gustos, tendencias y filias de las y los usuarios, de tal forma que coloca a la vista los contenidos afines. De aquí su carácter “adictivo” e “impositivo”, porque proporciona sólo aquello que tu inconsciente demanda visual y hasta hormonalmente.

En México, de acuerdo con una encuesta reciente, es la tercera red más utilizada, después de Facebook y Twitter. Se usa para tareas escolares, pero también para buscar ofertas, tendencias y compras, desde ropa hasta autos; desde productos de belleza hasta inmuebles. Y cada vez más, para buscar contenidos e información política.

Esto último llama la atención de los Gobiernos. El Homo Videns de ahora poco tiene que ver con el de los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando el modelo de comunicación política basado en la televisión moldeaba conductas, gustos y actitudes políticas.

El Homo Videns de la tiktokracia está algorítmicamente programado y proyectado para alimentar sus emociones, pasiones y sentimientos más arraigados. No hay espacio para lo racional o lo reflexivo, mucho menos para lo crítico. Lo que se cultiva, alimenta e irriga es, literalmente, el pre-juicio, la pre-monición y la pre-disposición. Y en función de ello, se actúa y decide en la vida personal y en la pública.

¿TikTok es la única red que moldea la inteligencia emocional, intuitiva e instintiva de las y los usuarios? En lo absoluto. El algoritmo de Facebook, Instagram y demás redes sociales hacen lo mismo, sólo que el de TikTok es más potente, acabado y especializado; es decir, más poderoso y competitivo, y esto trae de cabeza a algunos Gobiernos, especialmente a los responsables de velar por la seguridad nacional y la gobernabilidad en sus países.

¿Hay que prohibir por ello el uso de esta aplicación “adictiva” y potencialmente disruptiva o “desestabilizadora”? Es la peor de las soluciones. Equivale a pretender detener el desarrollo de internet, de la banda 5G, de la inteligencia artificial, del big data y de todo el universo de las TIC.

¿Hay que dar manga ancha al crecimiento de ésta y las demás redes sociales que la IA y la 5G desarrollen en el futuro? Tampoco. Pero cualquier propuesta de regulación en la materia se debe formular con la participación de personas usuarias, proveedores, desarrolladores y ciudadanía de una sociedad cada vez más informada y digitalmente democratizada.

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.