En el anecdotario de la historia se encuentra aquel relato en el que Napoleón Bonaparte, antes de cada batalla, pedía que lo vistieran despacio, porque tenía prisa. Independientemente de si esta frase fue o no pronunciada por él, lo cierto es que el llamado “pequeño cabo” fue un hombre que conoció la importancia de poner atención a los detalles, y que supo que apresurarse previamente a un combate producía resultados desastrosos. Sus grandes victorias dependieron, en gran medida, de su capacidad para no ceder a las presiones externas, que exigían una actuación rápida.
Este es solamente un ejemplo, pero es bien sabido que los grandes cambios en el rumbo de los países requieren de un trabajo complejo y soluciones condensadas que incluyan la voz y el punto de vista del mayor número posible de personas. La pluralidad y la inclusión son los mejores cimientos para poder construir edificaciones sólidas.
Ayer, en la madrugada, la Cámara de Diputados aprobó modificaciones a diversas disposiciones legales en materia electoral. Reformar nuestro sistema electoral, con el objetivo de robustecer la democracia, eficientar procesos y generar ahorros es sin duda uno de los grandes temas pendientes en el país.
Nuestra democracia, como muchas otras en el mundo, es cara y en ocasiones lenta. Es decir, discutir la trayectoria y las modificaciones que se deben plantear es un tema de interés nacional.
Ahora bien, estos cambios requieren de un análisis profundo que incluya a todos los sectores involucrados, especialmente a la sociedad. Una de las grandes luchas de la izquierda partidista ha sido precisamente blindar la decisión del pueblo; generar las condiciones para que la ciudadanía pueda, real y efectivamente, hacer valer su derecho a elegir a sus representantes y, con ello, ejercer su soberanía.
He dedicado más de 40 años de mi vida a la política, y de primera mano puedo afirmar que hay grandes avances en la materia, pero también pude constatar los costos de las fallas del sistema. Este balance, junto con mi rol de representante popular, líder de la mayoría parlamentaria y presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República me obligan a actuar con responsabilidad y objetividad en cada una de las decisiones trascendentales para el país. Las modificaciones a la legislación electoral, conocidas como el Plan B, no son la excepción.
Por ello, una vez que la colegisladora aprobó las modificaciones, en el Senado de la República actuaremos con serenidad y buen juicio. Llevaremos a cabo una discusión racional, inteligente y objetiva.
Reconocemos la importancia de la propuesta. Mejorar el sistema electoral es algo tan grande, tan relevante, que no podemos actuar con prisa.
Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA
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El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.
Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.
En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).
En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.
Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido del Trabajo (PT).
Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.