INE-vitable reforma

La reforma no va contra el INE en particular, sino contra la partidocracia en general y, con la modificación de algunos aspectos, recoge ampliamente el sentimiento ciudadano.)

El INE, en efecto, no se debe tocar ni destruir, pero sí transformar.

Buena parte de la alta aceptación y confianza de que el INE goza entre la ciudadanía se debe a que es un órgano constitucional autónomo que ha sabido adaptarse o adelantarse a los tiempos de cambio.

Desde su creación como IFE, en 1990, hasta el presente año, el instituto organizador de elecciones ha tenido relación con cinco grandes reformas. En 1990 se le que quita al Gobierno la organización electoral. En 1993 se establecen topes de campaña y se introduce el financiamiento público para partidos y candidatos. En 1994 se instituye la figura de consejeros ciudadanos. En 1996 se le desliga por completo del Poder Ejecutivo y se refuerza el financiamiento público. En 2008, entre otros elementos, se proscribe la compra de publicidad política en medios de comunicación. Por último, en 2014, se le transforma en INE, al darle facultades para organizar, supervisar y operar comicios locales, con criterios y prácticas federales.

Es importante señalar que todas estas transformaciones al órgano electoral no alteraban el régimen de partidos ni de representación en el Poder Legislativo instituido desde 1977, como tampoco el costo financiero y presupuestal que estas reformas implicaban. “El valor de la democracia no tiene costo”, y con este argumento se incrementó año con año el financiamiento de nuestra democracia electoral.

Hoy, el costo de las democracias y del Gobierno en general sí cuenta para las y los ciudadanos, desde México hasta Chile; en Estados Unidos, Europa y Asia. Y es que el dinero público genera adicción, si no se le ponen topes y límites.

Retomaré los puntos más destacados de la iniciativa de reforma electoral presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, para mostrar que no va contra el INE en particular, sino contra la partidocracia en general, y que con la modificación de algunos aspectos, recoge ampliamente el sentimiento ciudadano a favor de una democracia más eficiente para la sociedad y menos onerosa para la nación:

  • El INE no desaparece, sino que amplía sus funciones: además de elecciones, organizará consultas ciudadanas.
  • Reducción de integrantes de las cámaras de Diputados (de 500 a 300) y de Senadores (de 128 a 96).
  • Ciudadanización plena de los órganos electorales (INE y TEPJF), al elegirse sus integrantes por voto popular directo y secreto, terminando con el cuotismo y el cuatismo que hoy prevalecen.
  • Un máximo de 9 regidurías en los cabildos municipales.
  • Eliminación de los organismos electorales locales, por duplicidad de estructuras, presupuestos y burocracias.
  • Reducción de consejeros electorales (de 11 a 7).
  • Financiamiento público a partidos y candidatos solo en períodos de campañas electorales.
  • En consultas populares, disminución del 40 al 33 % de participación, para que sean vinculantes.
  • Reducción de 48 a 30 minutos diarios para propaganda política en radio y TV.
  • Eventual implementación del voto electrónico, para promover la democracia participativa directa.

Como lo reconoció la propia encuesta del INE, la mayoría ciudadana no quiere la destrucción, pero sí la transformación y evolución de nuestro sistema electoral.

 

ricardomonreal@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.