El 4I de la 4T

El cuarto informe de gobierno (4I) de la 4T se da en condiciones inéditas. La pandemia aún no se va del todo, la crisis económica todavía no pega de lleno y la sucesión ya se adelantó.

No obstante este empalme de imágenes, situaciones y coyunturas, podemos muy bien hacer un balance de los rubros más importantes de la 4T. De sus haberes y deberes.

En política económica podemos anotar, entre los puntos notables, los siguientes:

· Eliminación del tope al incremento en los salarios mínimos (beneficio para 4.5 millones de trabajadores, en su mayoría mujeres);

· Reducción en el precio de combustibles y en el iva y el isr fronterizos (beneficio directo para 25 millones de personas);

· Subsidio directo al ieps de las gasolinas y el diésel por más de 500 mil millones de pesos, para contener la inflación, especialmente en alimentos;

· Hacer pagar impuestos a los grandes contribuyentes, eliminando la condonación fiscal;

· Compactación sin precedente del gasto burocrático (austeridad republicana);

· No contratación de nueva deuda pública;

· No creación de nuevos impuestos ni aumentos de tasas más allá de la inflación, y

· Suscripción del T-MEC y apertura a la inversión extranjera en áreas no energéticas.

En política social (para moderar las desigualdades): gasto social creciente hasta rebasar el medio billón de pesos anual; 18 programas sociales, que benefician por lo menos a un integrante de familia en el 70 por ciento de los 34 millones de hogares mexicanos y que, junto con las remesas, mitigaron los efectos depauperizantes de la pandemia. Otra medida acertada fue la vacunación masiva contra la COVID-19 que, si bien presentó contratiempos en el inicio, al final tuvo resultados favorables para el grueso de la población.

Para algunas voces éstos son programas “electoreros”, cuya finalidad es cosechar votos; sin embargo, si esto fuera así, el PRI y el PAN —pioneros en los programas sociales clientelares— nunca hubieran perdido las elecciones cuando gobernaron.

En política interior, el haber más importante es la tonificación de las elecciones como recurso para dirimir las diferencias políticas; la más amplia libertad de expresión hacia la figura presidencial, y un ejercicio inédito de rendición de cuentas casi diariamente a través de las populares conferencias “mañaneras¨.

Se dio paso a dos instrumentos de la democracia directa: las consultas populares y la revocación de mandato, que eran letra muerta o simplemente no existían. Y, por último, fue eliminado el fuero presidencial y ahora, en casos probados de corrupción, el jefe del Ejecutivo federal podrá ser sometido a la justicia cotidiana, decisión valiente y valiosa para el combate a la impunidad política que durante décadas laceró al país.

En materia de seguridad y justicia, la creación de la Guardia Nacional, la reforma judicial y la eliminación de la Policía Federal son tres acciones que implicaron una transformación, mas no una solución definitiva al problema de la violencia que sufre México.

Por supuesto que hay deberes en este balance de cuatro años. Los podemos enumerar en cada una de las áreas mencionadas, pero ésa es una labor que corresponde realizar a la oposición. Por lo pronto, a juzgar por la aprobación presidencial y las victorias de MORENA a lo largo del país, la 4T le llena el ojo a la mayoría de las ciudadanas y los ciudadanos.

 

ricardomonreala@yahoo.con.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.