Regreso a clases, con seguridad sanitaria

Además de las dolorosas y trágicas muertes provocadas por la pandemia de la COVID-19, los efectos colaterales más perniciosos se han dado en la economía y en la educación.

La reducción promedio del PIB de las economías nacionales en los países afectados por la enfermedad fue del -6 % (en México, del -8 %). “O me mata el virus o me mata el hambre” fue la disyuntiva de vida que enfrentaron miles de millones de trabajadoras y trabajadores cuya fuente de subsistencia es alguna de las actividades de la economía informal.

Después de la economía, la educación es el otro sector que resultó grandemente afectado. La deserción escolar es el efecto más visible (una cuarta parte de mil 700 millones de niñas, niños y adolescentes dejaron de tomar clases o se desconectaron del sistema formal educativo). Pero hay otros efectos psicosociales, como la ansiedad, la depresión y hasta el suicidio, asociados con el crecimiento de la violencia intrafamiliar, los divorcios y el deterioro del tejido familiar que trajeron consigo el largo confinamiento sanitario.

El acceso a internet y a la televisión digital se volvió un factor estratégico para que el año escolar no se perdiera, pero en los países con grandes desigualdades para acceder a estos medios de comunicación se convirtió en una nueva fuente de marginación educativa y social.

La Unicef elaboró un reporte sobre los efectos del confinamiento provocado por la COVID-19 en niñas, niños y adolescentes, que no tiene desperdicio: 

“Según nuestros análisis, el 99 % de los niños y los jóvenes menores de 18 años de todo el mundo (2.340 millones) vive en alguno de los 186 países en los que se han impuesto distintas formas de restricción a los desplazamientos debido a la COVID-19. Además, el 60 % de todos los niños vive en alguno de los 82 países que se encuentran en aislamiento total (7 %) o parcial (53 %), lo que equivale a 1.400 millones de jóvenes.

“En materia de salud, la COVID-19 tiene el potencial de sobrecargar los débiles sistemas de salud de los países de ingresos medios y bajos, así como de socavar muchos de los avances conseguidos en materia de supervivencia infantil, salud, nutrición y desarrollo en las últimas décadas. No obstante, muchos sistemas nacionales de atención de la salud ya funcionaban con dificultad. Antes de la crisis de la COVID-19, el 32 % de los niños de todo el mundo que presentaban síntomas de neumonía no podían acudir a un profesional sanitario. Ya se están produciendo interrupciones en los servicios de inmunización, lo cual supone un problema cuando hay brotes de enfermedades para las que sí existe una vacuna, como la poliomielitis, el sarampión y el cólera”. 

Por estas razones hay que alentar el regreso a clases presenciales de más de 30 millones de niñas, niños y adolescentes, para mitigar el grave daño de los efectos psicosociales de la COVID-19 en la niñez mexicana. 

Por supuesto, debe ser un retorno a las aulas con protocolos de seguridad sanitaria y respetando la libertad de decisión de las madres y los padres de familia. Para quienes no estén de acuerdo con volver a esa modalidad de estudio, existirá como opción la educación a distancia, a través de la televisión y de las plataformas educativas. Hay que evitar un mayor daño en nuestras jóvenes generaciones.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.