Elecciones masivas y libres, un logro de la 4T

Pese a los factores que jugaban en contra de la participación ciudadana en los pasados comicios, ésta fue la más alta en elecciones intermedias desde 1997. La ciudadanía respondió al llamado conjunto de los distintos actores políticos a formar parte de un proceso histórico tanto por la concurrencia de cargos federales y locales en disputa como por la colisión de dos proyectos antagónicos decantados del triunfo que encabezó en 2018 el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador.

Estas dos opciones representaban, de un lado, la continuidad de la Cuarta Transformación y, del otro, el retroceso al viejo régimen. El resultado fue el refrendo del electorado al proyecto del cambio, sin soslayar que la votación también constituyó un llamado de atención para redoblar esfuerzos.

La celebración de esta fiesta democrática, la cual pasará a la historia como la más limpia hasta la fecha, es indicativa de un cambio a nivel social e institucional de mucha trascendencia, pues implica que mayormente las autoridades se ciñeron al ámbito de sus facultades y que la ciudadanía no se prestó a formar parte de los viejos esquemas de corrupción.

Más allá de los resultados favorables para continuar con el cambio de régimen, el hecho de haber superado las tensiones políticas de la manera más pacífica posible y permitido que la voluntad popular se expresara con libertad, ha sido un logro del nuevo gobierno.

Con acciones como la firma del Acuerdo Nacional por la Democracia entre el presidente y quienes encabezan los poderes ejecutivos locales, y la de instrumentos como el Manifiesto Nacional de Autoridades Electorales Locales, así como la constante vigilancia ciudadana durante el proceso electoral, se logró un esfuerzo amplio de sociedad y gobierno para realizar votaciones ejemplares ante la crispación política, con lo que podemos concluir que la regeneración sigue madurando y fortaleciéndose.

Sin embargo, el periodo poselectoral no puede ser simplemente un festejo, sino un momento para la reflexión y la autocrítica, para evitar caer en la autocomplacencia que nos impida aprovechar las áreas de oportunidad que quedaron a la vista.

Pese a que el presidente AMLO fue el gran ausente en las boletas, su ejemplo y liderazgo sin duda siguen impulsando nuestro movimiento, pero ahora no son sólo los compromisos, sino los logros conjuntos los que soportan la base de la confianza de la población. Aunque se quiso argumentar que el constante llamado del titular del Ejecutivo federal a respetar el Estado de derecho infringía la ley electoral, su insistencia logró colocar como nunca la defensa del voto en la agenda pública.

Pero será hasta el próximo año cuando el estilo de gobernar del presidente y sus resultados se someterán a consulta, y aunque las encuestas vaticinan la validación a su permanencia hasta el final de la administración, una vez más, lo decidirá la participación ciudadana.

Los buenos resultados en términos de participación y legalidad del pasado domingo ponen la vara alta para los retos futuros de nuestra democracia. La Cuarta Transformación deberá llegar al 2024 con mayor fortaleza y unidad. La mejor campaña son los frutos del trabajo cotidiano, lo sabemos quienes en 2018 comenzamos con el cambio, y lo deben saber quienes resultaron electas y electos este 6 de junio.

 

ricardomonreala@yahoo.com.mx

Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA

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Ricardo Monreal

El doctor en Derecho, Ricardo Monreal Ávila, nació el 19 de septiembre de 1960 en Plateros, Zacatecas, en el seno de una familia de catorce hijos.

Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de Zacatecas y luego cursó estudios de maestría y doctorado en Derecho Constitucional y Administrativo en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1975 comienza su trayectoria política militando en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), allí ocupó varios cargos: fue coordinador nacional de la Defensa Jurídica del Voto en la Secretaría de elecciones de la dirigencia nacional; presidió el Comité Directivo Estatal de Zacatecas y, posteriormente, fue secretario de Acción Política de la Confederación Nacional Campesina. En éste periodo de militancia participó en el Congreso de la Unión, fue diputado federal dos veces (1988-1991 y 1997-1998) y llegó al puesto de senador (1991-1997).

En 1998, Monreal Ávila abandona al PRI para unirse a las filas del PRD y contender, ese mismo año, a la gobernación del estado de Zacatecas.

Fue diputado federal en tres periodos: de 1988 a 1991 y de 1997 a 1998 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y entre 2012 y 2015 por Movimiento Ciudadano y por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Cumplió labores como senador en dos periodos, de 1991 a 1997 y de 2006 a 2012 por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el  Partido del Trabajo (PT).

Ahora por tercera ocasión es Senador de la República y coordinador de la fracción parlamentaria de Morena.