Atlixco, Pue.- La furia del cielo volvió a ensañarse con este municipio la noche del domingo. El estruendo de la tormenta y el golpeteo incesante de la lluvia resultaron el preludio de una jornada de estragos. Y por tercera vez en menos de un mes puso en jaque a vecinos y comerciantes.

 

 

Desde los primeros minutos del aguacero, los reportes comenzaron a multiplicarse. Tres puntos de la ciudad se convirtieron en escenarios del caos. El primero: plaza Moraleda, corazón comercial de Atlixco. 

 

 

Ahí otra vez el agua no tuvo clemencia: recorrió el pasillo central, penetró en varios locales y obligó a los dueños a improvisar diques con tablas y plásticos. Apenas semanas atrás la imagen se repetía: pasillos convertidos en canales y mercancías a punto de ser arruinadas bajo la fuerza del agua.

 

 

El segundo foco de la tormenta: la calle 3 poniente-oriente, arteria histórica la cual atraviesa gran parte del centro de la ciudad. Como en cada aguacero fuerte, el torrente desbordó alcantarillas y obligó a vecinos y comerciantes a salir con escobas y cubetas, luchando a brazo partido contra la corriente amenazante con tragarse sus entradas y negocios.

 

 

La tercera postal de la tormenta de este domingo: la colonia Cabrera, a unos 15 minutos de la cabecera. Ahí la fuerza del viento y la humedad provocaron la caída de un enorme árbol dentro de un vivero. Por fortuna el incidente sólo dejó daños materiales. Pero el estruendo del coloso derribado sacudió a los vecinos quienes temieron una tragedia mayor.

 

 

En los últimos cinco fuertes aguaceros registrados en Atlixco al menos tres dejaron secuelas considerables: inundaciones, árboles derribados y daños en infraestructura. El fenómeno refleja una tendencia creciente: no sólo responde a la intensidad de las lluvias, también a problemas de drenaje y urbanización.

 

 

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Foto: Cortesía.

 

 

csmg