A menos de un mes de que se celebre la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el gobierno de Estados Unidos ha desatado tensiones internacionales tras negar la entrada a 80 funcionarios palestinos, incluyendo al propio presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abás.

La medida, anunciada por Washington este viernes, ha sido considerada un gesto político que endurece aún más las relaciones entre Estados Unidos, sus aliados occidentales y quienes apoyan el reconocimiento de un Estado palestino independiente. La decisión ocurre en un contexto donde Francia, Canadá, Australia y Reino Unido han expresado su respaldo —al menos simbólico— a la causa palestina.

Israel, por su parte, ha rechazado rotundamente la idea de un Estado palestino y ha intentado vincular a la Autoridad Palestina, con sede en Cisjordania, con el grupo islamista Hamás, que controla la Franja de Gaza y es considerado una organización terrorista por varios países occidentales. Esta narrativa ha sido respaldada por Estados Unidos, lo que explicaría en parte su negativa a permitir la presencia de la delegación palestina en la sede de la ONU.

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