Durante su mensaje, Sheinbaum subrayó que un solo litro de estas bebidas puede contener entre 12 y 15 cucharadas de azúcar, una cantidad que supera ampliamente las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). “Tenemos que hacer un cambio cultural. Hay que promover que en vez del refresco, se tomen aguas frescas, naturales, sin azúcar, sobre todo en los niños”, afirmó.

 

Y no es un tema menor: México ocupa uno de los primeros lugares a nivel global en consumo de refrescos por persona, lo que se refleja en los alarmantes índices de obesidad y enfermedades metabólicas. De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Salud Pública, más del 70% de los adultos en el país presentan algún grado de sobrepeso u obesidad, muchas veces vinculado con malos hábitos alimenticios.

 

La estrategia del gobierno, según lo dicho por la mandataria, no busca imponer prohibiciones ni satanizar el consumo, sino informar y ofrecer alternativas. Es decir, no se tratará de limitar legalmente la venta de refrescos, sino de promover el acceso a opciones más saludables. Sin embargo, una de las medidas que sí se contempla es eliminar este tipo de bebidas en las escuelas públicas, para evitar que los menores desarrollen desde temprana edad una dependencia al azúcar.

 

 

 

Foto Ilustrativa 

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