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Del Principito al James Webb: la ciencia de los exoplanetas y los mundos invisibles

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Desde México ya se han descubierto alrededor de cinco exoplanetas

México.- En 1995, dos jóvenes científicos suizos, Michel Mayor y Didier Queloz, encontraron el primer planeta extrasolar (es decir, fuera del sistema solar) con ayuda del telescopio ELODIE, instalado en el Observatorio de Haute-Provence, en el sur de Francia.

A partir de ese momento, la astronomía ya no fue la misma.

Cuando anunciaron el hallazgo ante la Unión Astronómica Internacional, fue en un “cuartito chiquito”, narró en entrevista Julieta Fierro, investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM. “Al día siguiente les pidieron repetirlo en un auditorio más grande, y luego en uno todavía más grande”, recordó.

Desde ese día cambió el rumbo de la astronomía, se han diseñado telescopios para su búsqueda y hoy el telescopio James Webb está enfocado para analizar planetas fuera del sistema solar, agregó.

El Principito y los planetas reales

En honor al personaje de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, los astrónomos crearon un proyecto llamado Petit-Prince, con telescopios robóticos instalados en distintos países. Uno de ellos es el SAINT-EX (Search And Characterisation of Transiting Exoplanets), ubicado en Baja California, México.

Desde México ya se han descubierto alrededor de cinco exoplanetas.

Y en todo el mundo, más de 6,000. Hay mundos de todo tipo: gigantes más grandes que Júpiter, otros que parecieran “fofos y de colores, como si fueran de algodón de azúcar”, e incluso planetas con anillos 200 veces más grandes que los de Saturno.

Estrellas enanas rojas y mundos con posibles signos de vida

En algunos de los más interesantes orbitan estrellas más pequeñas que el Sol, conocidas como enanas rojas. Estas estrellas viven mucho más tiempo y son más comunes en la galaxia.

“Si hubiera vida inteligente ahí, probablemente sería más avanzada que la nuestra”, dijo Fierro.

Habría tenido más tiempo para evolucionar. Por supuesto, se han encontrado mundos con indicios de vida, incluso se han buscado planetas con zonas verdes grandes, porque en la Tierra la clorofila vuelve a las plantas de ese color.

Mundos morados y bacterias extremófilas

Sin embargo, también se han encontrado mundos morados, lo cual podría deberse a bacterias moradas que viven en el subsuelo y que no necesitan luz del Sol ni oxígeno para vivir.

Estas bacterias usan nitrógeno y compuestos azufrados, y podrían haber evolucionado como las de la Tierra.

Este tipo de vida, basada en bacterias extremófilas, sugiere nuevas posibilidades para la vida en el cosmos.

Planetas en sistemas binarios: una sorpresa astronómica

Además, se han encontrado otras cosas que no se esperaban. Por ejemplo, siempre se había pensado que las estrellas binarias (dos estrellas que giran una alrededor de la otra debido a su gravedad mutua y que son más comunes que las solitarias) no tenían planetas.

Pero sí los tienen, e incluso podrían tener vida.

Los astrónomos se percataron de estos planetas porque a veces estaban de un lado de las estrellas, después en medio, después del otro lado; a veces se calientan mucho y otras se enfrían demasiado.

“En estas condiciones tan extremas sería muy difícil que prosperara la vida”, agregó Fierro.

Sin embargo, se han encontrado sistemas binarios con una zona central estable —una “mancuernilla”— donde orbitan planetas con condiciones más aptas para la vida.

Planetas con fluidos, carbono… y diamantes

De hecho: “hay mundos que se parecen a la Tierra recién formada, tienen fluidos; otros tienen tanto carbono que deben estar llenos de diamantes y por supuesto, algunos tienen condiciones atmosféricas similares a las de nuestro planeta”.

¿Podríamos comunicarnos con otras civilizaciones?

“Supongamos que en este programa de Petit-Prince se detectara uno de los mundos más cercanos que pudieran tener vida, tardaríamos 10 mil años en que la señal llegara, y si pudieran entender nuestro lenguaje televisivo o radiofónico, la respuesta tardaría otros 10 mil años en regresar”.

En dado caso de recibir una señal, ¿cómo descifraríamos su lenguaje?

Aprender de otras especies en la Tierra

Por eso, la comunicación con otras especies es importante. Por ejemplo, podemos comunicarnos más o menos con los perros y con los primates.

En el caso de los elefantes, se comunican con orejas, trompas, patadas… incluso se sabe que les ponen nombres a sus crías.

Pero con las ballenas prácticamente es imposible. De ahí que los científicos han tratado de descifrar su lenguaje, sobre todo con estudios en el Golfo de Cortés y el Océano Pacífico.

“Cuando dan a luz, los biólogos graban lo que dicen, y luego éstas nos contestan, aunque no sabemos lo que están diciendo. Quizás nos digan ‘ya no queremos más turismo, váyanse de aquí’ o quizás nos llaman”.

Buscar lo invisible: la tarea de la astronomía moderna

Finalmente, el mundo de los planetas extrasolares es una maravilla, y cada vez se sabrá más al respecto.

Porque como dijo El Principito: “lo esencial es invisible a los ojos”… y los astrónomos lo buscan entre las sombras del cosmos.

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