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¿Quedará impune Philips y sus ventiladores cancerígenos?

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A pesar del escandalo global, en México hasta la fecha ni Philips ni las autoridades sanitarias han procedido al retiro oficial de los ventiladores defectuosos

En 2021, Philips anunció el retiro global de varios de sus respiradores, entre ellos los DreamStation Trilogy, ello tras detectar que la espuma interna utilizada podía degradarse y liberar partículas tóxicas o gases potencialmente cancerígenos, especialmente en ambientes cálidos y húmedos condiciones comunes en gran parte del territorio nacional.

En México aún se encuentran en hospitales y clínicas públicas y privadas. Hugo López-Gatell no detuvo las compras y Phillips México no los retiró del mercado a pesar de haberse comprometido a ello.

Aunque ya se conocía el potencial dañino de los ventiladores, nuestro país recibió cientos, posiblemente miles de estos ventiladores como parte de las compras de emergencia realizadas entre 2020 y 2021 y al menos dos mil del modelo E30 fueron donados por la transnacional.

Un cúmulo de errores

Como lo advirtió la FDA en Estados Unidos, se comprobó que los dispositivos podían liberar partículas tóxicas que causan asfixia o incluso cáncer y, además, no contaban con las condiciones técnicas para tratar a pacientes graves.

La situación se vuelve más grave ante la falta de transparencia o rendición de cuentas con que se manejó la adquisición de estos equipos. No se sabe la cantidad exacta ni los hospitales donde se utilizaron o se continúan usando.

Existen versiones de que los ventiladores E30 de Philips fueron distribuidos en al menos 255 hospitales públicos, pero múltiples testimonios de médicos y pacientes revelan que gran parte de esos equipos nunca funcionaron y aún permanecen arrumbados en almacenes.

Se trata de equipos dañinos e ineficientes, ya que los E30 estaban diseñados para tratar apnea del sueño o enfermedades respiratorias leves, por lo que no tenían la capacidad para asistir a pacientes con complicaciones pulmonares por COVID-19.

 

El silencio de López-Gatell y la ausencia de autoridad sanitaria

Pese a tener responsabilidad directa como subsecretario de salud, López-Gatell nunca emitió una alerta nacional sobre los equipos defectuosos, no hizo pública la información de los lotes ni de que se realizara algún tipo de seguimiento aposibles daños en pacientes.

Mientras otros países interpusieron demandas y exigieron a Philips que rindiera cuentas, México guardó silencio, dejando la responsabilidad en manos de víctimas y ciudadanos.

Ni la Secretaría de Salud, ni la Fiscalía General de la República tomaron cartas en el asunto, sin importar que la propia empresa reconoció y enmendó, en la medida de lo posible, sus fallas a nivel internacional.

En México, hasta la fecha, ni Philips ni las autoridades sanitarias han procedido al retiro oficial de los ventiladores defectuosos.

La justicia ciudadana y el proceso en Nuevo León

En Nuevo León, ciudadanos afectados y familiares de pacientes que fueron expuestos a estos ventiladores, presentaron una denuncia penal y por la intervención de un juez estatal (que aún actúa con autonomía) se logró que fuera detenido el director general de Philips México, Marc D”, por su presunta responsabilidad en la autorización y distribución de respiradores defectuosos durante la emergencia sanitaria.

Este proceso judicial, que sigue abierto, ha puesto al descubierto una cadena de responsabilidades que no se agota en el sector privado.

La contraparte gubernamental —funcionarios que avalaron, compraron y distribuyeron esos equipos sin evaluación técnica— sigue intacta y, en algunos casos, ha sido premiada con cargos internacionales, como es el caso de Hugo López-Gatell.

¿Un cargo para garantizar impunidad?

El reciente nombramiento de López-Gatell como representante de México ante la OMS levanta sospechas legítimas.

¿Es un reconocimiento a su labor o una maniobra política para garantizar su protección e impunidad?

La coincidencia temporal con el proceso judicial contra el CEO de Philips México ha encendido las alarmas.

Más allá de los simbolismos, el mensaje es claro: mientras los ciudadanos buscan justicia por la exposición a equipos médicos potencialmente peligrosos, el responsable de autorizar y permitir su uso es premiado con un puesto diplomático en Ginebra.

El caso de los ventiladores Philips en México no es solamente de corrupción o negligencia, sino de humanidad, ética y justicia.

Refleja que el abandono institucional puede costar vidas y cómo el poder político puede reciclar el fracaso en privilegio. Mientras el gobierno calla y encubre, la sociedad una vez más, debe exigir verdad y rendición de cuentas.

Philips se ríe de los mexicanos a precio muy alto, la salud de nosotros, esta impunidad no quedará así, ya viene una acción de demanda colectiva que unirá la cadena a las de otras partes del mundo contra la transnacional.

 

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Columna de Manuel Díaz en SDP Noticias

X: @diaz_manuel

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