El Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció este miércoles la creación de dos nuevas “Zonas de Defensa Nacional” a lo largo de la frontera con México. En ellas, las tropas estarán facultadas para detener momentáneamente a migrantes o intrusos, sin necesidad de invocar la Ley de Insurrección de 1807.

La estrategia presidencial de Donald Trump —quien ha convertido la migración en eje de su campaña para las elecciones de 2024— se refuerza con esta medida. Aunque ya existen dos zonas similares, en ellas solo se han realizado cuatro detenciones, según fuentes oficiales. El plan contempla una zona de 402 km a lo largo del río Grande en Texas, bajo control de la Base Conjunta de San Antonio; y otra cerca de Yuma, Arizona, administrada por la Estación Aérea del Cuerpo de Marines.

Estas zonas buscan permitir la intervención militar en la frontera sin declarar insurrección, habilitando al Gobierno federal para actuar ante cruces irregulares utilizando a las Fuerzas Armadas, sin necesidad de activar una ley de excepción.

Actualmente, se estima que 11,900 efectivos militares se encuentran desplegados en distintos puntos de la línea fronteriza. El flujo migratorio se redujo drásticamente en marzo, tras la decisión del gobierno de Joe Biden de suspender solicitudes de asilo y con el refuerzo de controles migratorios por parte de México.

Efectos legales y resultados dispares

Los primeros intentos de aplicar estas medidas se toparon con obstáculos en tribunales: jueces en Nuevo México y Texas desestimaron cargos por allanamiento, argumentando que los migrantes no sabían que estaban dentro de zonas militares restringidas. Esto evidenció fallas en la señalización y en la comunicación del estatus legal de estas áreas.

Aun así, en mayo, cerca de 120 migrantes se declararon culpables de cruce ilegal en la zona de Texas. Además, el 18 de junio, se obtuvieron las primeras dos condenas por cruce ilegal en la zona de Nuevo México, según reportes de las fiscalías federales.

La creación de estas zonas responde a una política migratoria más restrictiva y militarizada, que combina presencia de tropas y herramientas legales para frenar cruces no autorizados. El uso de personal militar, sin que medie un conflicto civil o insurrección, va en línea con las promesas de campaña de Trump.

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