La reciente ofensiva militar estadounidense contra plantas nucleares iraníes ha provocado una marcada división en la comunidad internacional, con países y grupos posicionándose a favor de Irán o respaldando a Israel. Este choque ha elevado las alarmas sobre un posible conflicto de mayor escala en Medio Oriente, una región que siempre ha sido un tablero de tensiones globales.

Por un lado, Rusia calificó los bombardeos como “irresponsables” y una violación al derecho internacional, mientras que China condenó la escalada y lanzó un llamado especial a Israel para que cese el fuego. En el mundo musulmán, Pakistán —única potencia nuclear en esa esfera y aliado de Estados Unidos— también expresó su rechazo a los ataques estadounidenses. A nivel regional, países como Irak y Omán consideran que estas acciones representan una amenaza directa a la seguridad del área.

La Organización de la Cooperación Islámica (OCI) mostró una “profunda preocupación” ante el riesgo de que el conflicto se intensifique, mientras que el Papa León XIV, desde el Vaticano, hizo un llamado urgente a frenar la violencia: “la humanidad clama por paz”, expresó durante su Ángelus dominical. Por otro lado, grupos como los rebeldes hutíes de Yemen y Hamás calificaron las ofensivas como una “agresión criminal”, alineándose con la narrativa iraní.

En contraste, quienes apoyan a Israel y a la operación militar de Estados Unidos incluyen al propio Estado hebreo, que celebró la ofensiva. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, agradeció al expresidente Donald Trump por tomar una decisión que calificó de “histórica”. EE. UU., aunque oficialmente asegura no buscar una “guerra eterna”, respaldó el operativo y colaboró en la interceptación de misiles iraníes.

Entre los aliados occidentales, Ucrania aplaudió la postura clara contra Irán, a quien señala por políticas de desestabilización. El Reino Unido, a través del primer ministro Keir Starmer, pidió a Irán regresar a la mesa de negociaciones. Alemania, con su líder Friedrich Merz, reiteró el llamado para que Irán inicie “inmediatamente negociaciones” con Estados Unidos. Francia, por su parte, promovió la desescalada; su presidente, Emmanuel Macron, habló con el presidente iraní Masoud Pezeshkian para insistir en la reanudación de las “conversaciones diplomáticas”. España también se sumó a los llamados por la reducción de tensiones.

Arabia Saudita, aunque expresó preocupación, evitó condenar abiertamente los bombardeos, mostrando una postura más cautelosa frente al conflicto.

En este contexto, el secretario general de la ONU, António Guterres, calificó las acciones como una “escalada peligrosa” que lleva a una región “al borde del abismo”. Guterres advirtió que el enfrentamiento actual representa una “amenaza directa para la paz y la seguridad mundial”.

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foto cortesía 

xmh