Acatlán de Osorio. – Con las lluvias en la zona de Acatlán de Osorio, aparecen los insectos conocidos como chiquilichis, que son capturados para su preparación y comercialización con un precio promedio de 900 a mil 500 pesos el kilogramo.

Comer chiquilichis es considerado un manjar de la Mixteca Poblana, el cual, tiene mucha demanda en Acatlán de Osorio. Estos insectos son consumidos asados, hervidos, en chilate rojo, en adobo y ahora una nueva modalidad impulsada por migrantes en retorno en la zona, ahora estos chiquilichis son empleados para las pizzas.

Jorge Campuzano Rodríguez, quien es investigador, comentó que cada año, hombres y mujeres, emplean esfuerzo para la captura de los chiquilichis, que aparecen a la orilla del río Tizac. Estos insectos suben sobre los troncos de los árboles, pero deben aprovechar antes de que maduren lo suficiente para que se transformen en chicharras y ya no se puedan comer.

Hoy en día estos chiquilichis también son recolectados en los municipios como San Pablo Anicano, y Totoltepec de Guerrero, pero estos llegan a ser comercializados en el mercado Rodolfo Sánchez Taboada de Acatlán de Osorio, que, en promedio de dos a tres horas, el producto se acaba.

La organización no gubernamental, Mixteca Silvestre, fundada y establecida en Acatlán de Osorio, dio a conocer que los chiquilichis, considerado como un curioso animal, son cigarras o chicharras en su etapa juvenil. Su ciclo de vida comienza cuando el macho canta para atraer a la hembra y aparearse, después, las hembras depositan sus huevecillos en ramas y hojas de árboles, en lugares húmedos como barrancas y ríos. A los pocos días, la ninfa que es como un gusano pequeño, rompe el huevo cayendo a la tierra, escarba y se alimenta de las raíces, Lluego, cuando la tierra reblandece con las primeras lluvias de mayo, los chiquilichis salen durante la noche para transformarse en adultos y repetir su ciclo.

Cabe mencionar que debido a su delicioso sabor, el chiquilichi es consumido en Acatlán de Osorio y otros municipios de la Mixteca Poblana, preparándolo en diferentes platillos, lo cual provoca su extracción para el consumo humano, lo que conlleva a una sobreexplotación y  destrucción de su hábitat, viéndose una disminución considerable de la especie dentro de la región, por ello, las personas salen a buscarlos cada vez más lejos, incluso a lugares donde no se consumen.

Mixteca Silvestre propone que para evitar la extinción local de los chiquilichis, se debe de hacer un uso racional y controlado de su consumo, restauración ecológica de su principal hábitat como barrancas y ríos, y proponer áreas naturales protegidas que garanticen la conservación de la especie y el ecosistema.

Finalmente, estos insectos incluso cuentan con un huapango, compuesto por José Ricardo Esquivel y los rurales del puente, con duración de 3 minutos con 5 segundos, que se difunde por redes sociales, incluso para la grabación del video, se emplearon locaciones como orilla del río Tizac, la parte frontal de la parroquia de San Juan Bautista y el monumento al Tecuán, en Acatlán, hasta el momento este video, lanzado en red social, el 7 de junio, tiene aproximadamente 2 mil reproducciones. 

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Foto: Lidchy Cano

cdch