El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha ordenado el incremento de las operaciones migratorias en ciudades como Los Ángeles, Chicago y Nueva York, todas gobernadas por el Partido Demócrata. Este movimiento busca implementar lo que Trump ha denominado el “mayor programa de deportación masiva en la historia”. La medida ha generado preocupación y protestas en diversas comunidades.

Según informes, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha intensificado sus esfuerzos, con un objetivo de realizar hasta 3,000 arrestos diarios, un aumento significativo respecto a los niveles anteriores. Aunque el enfoque principal está en áreas urbanas con alta población de inmigrantes indocumentados, se ha reportado una disminución en las redadas en sectores como la agricultura, restaurantes y hoteles, debido a las preocupaciones de los líderes industriales sobre la pérdida de mano de obra esencial. Sin embargo, el temor persiste entre las comunidades inmigrantes, especialmente en Chicago, donde las redadas han afectado la vida cotidiana.

En respuesta, las autoridades locales en estas ciudades han expresado su oposición a las políticas federales. Por ejemplo, el alcalde de Chicago, Brandon Johnson, ha declarado que la policía de la ciudad no participará en las operaciones de ICE, y ha instado a los residentes a conocer sus derechos constitucionales. De manera similar, en Nueva York, el alcalde Eric Adams ha reafirmado el compromiso de la ciudad con la protección de los inmigrantes.

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