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Incertidumbre económica rumbo al Mundial de Futbol 2026

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Este magno evento deportivo dará un impulso efímero a México, afirma catedrático de la UNAM

México.- En términos económicos, México llegará tarde a la Copa Mundial de Futbol FIFA 2026, a realizarse del 11 de junio al 19 de julio. No está preparado para hacer frente a un gasto en infraestructura de largo alcance, vialidad, remodelación de aeropuertos, estadios y zonas turísticas, y que el evento tenga una tasa de retorno fundamental y pueda dinamizar la economía mexicana.

Lo anterior lo expresó Gabriel Delgado Toral, profesor de la Facultad de Economía, quien fue contundente al afirmar que la economía mexicana ha mostrado signos de estancamiento desde antes de 2018, y para cuando llegue el Mundial serán casi diez años sin un crecimiento sostenido que permita consolidar un mercado interno sólido.

“En ese contexto resulta poco probable que, incluso con una fuerte inversión pública, el país esté en condiciones económicas óptimas para 2026. Habrá una derrama económica, sin duda. La pasión por el futbol en México puede llevar a que muchas personas gasten más de lo que tienen para asistir a un evento de esta magnitud”, indicó.

Sin embargo, advirtió que ese impulso no será suficiente para detonar un incremento y un desarrollo económicos duraderos. “De ahí que el gasto gubernamental no generará crecimiento sostenido”.

No obstante, la secretaria de Turismo de México, Josefina Rodríguez Zamora, tiene otra visión al afirmar que el evento podría posicionar al país como el quinto receptor mundial de turistas. Además, el gobierno mexicano y la FIFA estiman que el torneo generará un impacto económico directo de 5 mil a 7 mil millones de dólares en el país, impulsado por el turismo y el comercio local.

En relación con lo anterior, el maestro en metodología de la ciencia explicó que el crecimiento económico que genere el Mundial en México será, en el mejor de los casos, efímero. “Durará unos meses, quizá, pero pronto se desvanecerá porque habrá que pagar lo que se gastó”.

Reconoció que la inversión del gobierno de cara al Mundial ha sido principalmente en aeropuertos, y recordó que en 1986, con una crisis por la deuda y esa llamada “década perdida”, así como con los estragos del terremoto de 1985, “justamente lo que se criticó era que México estaba destinando recursos a un Mundial cuando había otras prioridades de gasto”.

“En ese Mundial de 1986, cuando la candidatura de México surgió como emergente, lo único que se hizo fue reacondicionar estadios y vialidades que ya había. Ahora se espera que pase lo mismo; en realidad habrá poca inversión, sólo es una remodelación del Aeropuerto Benito Juárez de 8 mil 500 millones de pesos, prácticamente no es nada pensando en términos de inversión productiva”.

Aunque también Jalisco, en los aeropuertos de Guadalajara y Puerto Vallarta, tiene destinados 26 mil millones de pesos para una remodelación.

El especialista señaló que muchas personas tendrán que gastar más de lo previsto debido a la falta de planeación en rubros clave como vialidad, alojamiento y servicios, indispensables para albergar un evento de esta magnitud en un contexto económico tan complejo.

Entre los datos que mostró el economista, advirtió que, con alrededor de 160 mil habitaciones de hotel y una proyección de 5 millones de visitantes, México, entre sedes de Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León, buscará hacer frente al evento que se organiza por tercera ocasión en nuestro país.

Con datos de la Asociación de Hoteles, la Ciudad de México cuenta con 53 mil habitaciones y Jalisco tiene 83 mil. Éste es el segundo estado con mayor oferta hotelera en el país, pero su problema es que sólo albergará cuatro partidos de fase regular. Y Nuevo León tiene poco más de 22 mil habitaciones.

“Esto podría detonar un fenómeno de especulación inmobiliaria. Si además del turismo, los visitantes comienzan a ver oportunidades para adquirir propiedades, el impacto social y económico podría ser aún mayor. Esto agravaría procesos como la especulación inmobiliaria y la gentrificación en distintas regiones del país, que ya se estaban dando de manera significativa”.

Delgado Toral detalló que el incremento generalizado de precios representa uno de los principales retos para quienes asistan al Mundial. A los costos elevados del transporte aéreo se suman tarifas más altas en hospedaje, transporte terrestre y alimentación. En el caso de México, trasladarse entre Ciudad de México, Jalisco o Nuevo León implica costos significativos. Lo mismo ocurrirá para quienes viajen a Estados Unidos o Canadá, donde los precios también serán más elevados.

El efecto Trump

El Mundial de 2026, por el momento, está enmarcado por una etapa que puede ser de una gran desaceleración económica porque, este año en particular, en la administración de Donald Trump se está declarando abiertamente una guerra comercial contra varios países, entre ellos México y Canadá, que ahora en el argot económico y en términos futbolísticos ya no se ven como coanfitriones, sino como antagonistas.

“En términos económicos, si bien es cierto que cada país sólo puede, a partir de sus mercados internos, contribuir a la realización del Mundial, la dimensión logística representa un desafío considerable. Es precisamente en este aspecto en el que radica la complejidad de organizar un evento de tal magnitud en un contexto particularmente convulso desde el punto de vista económico, social y político”, añadió Gabriel Delgado.

De tal forma, agregó que este Mundial estará enmarcado por una mayor incertidumbre de la que pudo haber existido cuando se decidió otorgar la sede conjunta a Estados Unidos, Canadá y México.

El especialista aseguró que Trump busca moderar el discurso económico, al tratar de pausar el cobro de aranceles, porque parte de lo que lo llevó a la presidencia de Estados Unidos fue la promesa de que iba a mitigar, por ejemplo, entre otras cosas, el aumento en el nivel de precios.

El maestro relató que las proyecciones indican una desaceleración económica que podría extenderse hasta el año 2026. Hablando en términos generales, describió que es importante señalar que dicha desaceleración en Estados Unidos coincidiría con la celebración del Mundial y con las elecciones intermedias en ese país, lo que añade un componente adicional de complejidad al contexto económico y político.

Ante ese escenario, previó que con el cobro de aranceles habrá un aumento generalizado del nivel de precios, que fue justamente lo que Trump quería combatir al llegar a la presidencia en su segundo mandato. “La población de la Unión Americana se dará cuenta de que los precios aumentarán en algún momento por el cobro de aranceles. Además, en términos de la organización del Mundial, éste será más costoso de lo proyectado porque tienen un problema de deuda muy fuerte”.

Precisó que quienes asistan al Mundial en Estados Unidos se verán afectados por un aumento en los precios en sus países y en las sedes mundialistas, lo que impactará no sólo en la toma de decisiones de quienes consideren viajar al evento, sino también al interior del país, ya que podría repercutir en el electorado de Donald Trump, al contradecirse con las promesas de campaña centradas en el bienestar económico de la población estadunidense.

Con este probable escenario, apuntó que será un impacto doble: nacional, pensando en las elecciones intermedias; e internacional, en cuanto a lo que las personas que planean ir tendrán que pagar, y posiblemente lo piensen dos veces para ir al Mundial con precios más altos.

En esa línea, dijo que este fenómeno ejemplificado en América del Norte se agrava si se proyecta a nivel global, involucrando a otras regiones como China o Europa, consideradas por algunos sectores como competidoras o incluso adversarias de Estados Unidos.

Advirtió que se anticipa un aumento generalizado de precios en rubros como transporte aéreo, hospedaje, servicios e infraestructura. Señaló que el verdadero reto no será organizativo, sino atraer a los asistentes en un contexto de recesión económica, la cual –aunque aún se desconoce su magnitud– considera inevitable.

A pesar del entusiasmo que despierta el Mundial de Futbol, el contexto económico y político actual –tanto nacional como internacional– plantea por ahora más incertidumbres que certezas para México rumbo a 2026. La falta de planeación estructural, la limitada inversión pública, el riesgo de especulación inmobiliaria y la presión inflacionaria, local y global, indican que el impulso económico será pasajero y no alcanzará para detonar un desarrollo sostenido.

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