México.- Las actividades de la decimoquinta edición del Festival Internacional de Cine UNAM culminaron con la premiación de Todo documento de civilización (2024), trabajo de la realizadora argentina Tatiana Mazú González, como la Mejor Película de la Competencia Internacional del certamen.

Con ello, el documental se hizo acreedor al Puma de Plata, además recibió el reconocimiento del Premio del Público. Mientras que la iraní Bani Khoshnoudi fue nombrada Mejor Directora por su trabajo en Punto de fuga (2025), en tanto que Los destrozos (2024), de Masha Chernaya, recibió una Mención Especial del jurado internacional conformado por Véréna Paravel, Kahlil Joseph y Daniel Giménez Cacho.

Represión estatal

La sinopsis oficial de Todo documento de civilización la define como “el relato de una madre que perdió a su hijo en manos de la policía y se enfrenta a la imagen de la normalidad. Su lucha y su voz dibujan los imaginarios mundos de Julio Verne, con los que fantaseaban juntxs. Esta película es un proceso de excavación. O la disección del paisaje donde, hace 15 años, el Estado desapareció a Luciano Arruga”.

Para Tatiana Mazú González, éste es un proyecto muy cercano, ya que la desaparición de Arruga se dio cerca del lugar en el que ha vivido buena parte de su vida y donde su familia sigue arraigada, como lo indica la dedicación al inicio del metraje (“A mi barrio”).

“Quizá la película empezó cuando nací, no lo sé, pero la casa en la que vivo hace 10 años es la casa de mi familia materna. Es la casa en la que vivía mi mamá desde los cuatro años, y en la que vive mi familia materna desde 1965”, recordó en entrevista y continuó: “en el año 2009 estaba estudiando en la universidad cuando Luciano desapareció, un periodo como muy álgido de activismo estudiantil, del que fui parte muy enfáticamente. Y el caso de Luciano y la lucha de su familia por encontrarlo, por encontrar su cuerpo, se volvió muy emblemática”.

Estética sensorial y narrativa subjetiva

A pesar de su punto de partida, el trabajo de Tatiana Mazú González se distancia de otras producciones dedicadas a repasar o “resolver” crímenes –coloquialmente conocidas como true crime– gracias a su propuesta estética, enfocada en lo sensorial y con una narrativa subjetiva que parte de documentos, fotografías, la literatura preferida de Luciano y el día a día de quienes transitan la zona.

Al respecto de esta decisión estilística, la realizadora comentó: “Hay cosas para las que una imagen ya está. Existe ese dicho común de que una imagen vale más que mil palabras. Siento que cada vez una imagen vale menos. De hecho, estamos viendo un genocidio transmitido en vivo, por redes sociales, en nuestro celular y nada cambia. A mí eso me lleva a pensar mucho la responsabilidad que implica producir imágenes en el presente. ¿Cómo generar una imagen que no sea inocua o que sea lo menos inocua posible dentro de lo inocuas que se están volviendo las imágenes?”.

“¿Qué pasa si usamos las imágenes de la cámara de seguridad en la que vemos cómo el cuerpo de un adolescente es arrastrado por una autopista? Tal vez, como decía Harun Farocki, decidimos cerrar los ojos ante eso. Para mí era un desafío pensar cómo abrir los ojos, cómo querer mirar, cómo intentar interpelar una mirada curiosa en el espectador y que tiene mucho que ver con la opacidad. La cinta trabaja mucho con la oscuridad, con lo abstracto, con lo opaco, con la imagen que está bloqueada, con la imagen que está rota, que está pixelada”, reflexionó.

Sentido en la oscuridad

Tatiana Mazú González enfatizó que su intención con el documental estaba relacionada con “encontrar sentido en la oscuridad, como una apología de la imagen poco nítida. Tengo una cruzada contra la nitidez en el cine. En el cine industrial el objetivo es cada vez ver más, con el 4K, 8K, 16K. Pero eso no significa ver mejor. Eso me ocupaba emocional e intelectualmente durante el proceso de la película, pensar qué imágenes fabricar, inventar esas imágenes o encontrarlas en la calle”.

La película será distribuida próximamente en México por El Inicio Cine.

OTROS GANADORES

En la Competencia Mexicana, Un techo sin cielo, de Diego Hernández, fue nombrada Mejor Película; el Premio TV UNAM fue para Sex Panchitos, de Gustavo Gamou; el Premio Estímulo Churubusco UNAM se otorgó a La eterna adolescente, de Eduardo Esquivel; y Say Goodbye, de Paloma López Carrillo, recibió una Mención Especial del jurado integrado por Lucía Salas, Isaac Frías León y Diego Calva.

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