• Nación

Trump rechaza reconciliación con Musk pese a gestos públicos del empresario

  • Xóchitl Montero
El drama entre ambos personajes no solo ha desatado un espectáculo político, también pone en riesgo proyectos clave para el gobierno estadounidense, desde contratos aeroespaciales hasta políticas tecnológicas

Lo que parecía una relación funcional entre dos de los personajes más influyentes en Estados Unidos terminó en una batalla pública cargada de amenazas, insultos y consecuencias millonarias. Por un lado, Donald Trump, presidente y actual aspirante republicano a la Casa Blanca; por otro, Elon Musk, empresario dueño de Tesla, SpaceX y X (antes Twitter). Ambos protagonizan un enfrentamiento que ha puesto incómodos incluso a sus aliados más cercanos.

La disputa comenzó por el proyecto de ley presupuestaria impulsado por Trump y aprobado en la Cámara Baja. Musk, que hasta hace unos días encabezaba el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), lo criticó duramente, alegando que aumentaría el déficit y haría inviable su labor como “zar del gasto público”. Esta crítica desató una cadena de ataques personales, amenazas económicas y hasta acusaciones relacionadas con el caso Jeffrey Epstein.

Amenazas cruzadas: desde contratos hasta cohetes

La tensión escaló cuando Trump advirtió que podría cancelar contratos federales con SpaceX, valuados en más de 17 mil millones de dólares, si Musk no moderaba su postura. El empresario respondió con una amenaza aún más explosiva: desmantelar la cápsula Dragon, utilizada por la NASA para transportar astronautas y carga a la Estación Espacial Internacional. Aunque luego reculó, el mensaje fue claro: las consecuencias podrían ser reales.

Buen consejo. Está bien, no desmantelaremos a Dragon”, escribió Musk en su red social, luego de que un usuario lo invitara a bajarle el tono al pleito.

Mientras tanto, Trump declaró en entrevista con ABC News que Musk simplemente “perdió la cabeza” y que no tiene interés en reconciliarse, a pesar de que el empresario mostró señales de querer calmar las aguas.

El partido republicano, dividido

El conflicto ha generado un cisma dentro del Partido Republicano. Muchos legisladores, en especial los más cercanos al movimiento MAGA (Make America Great Again), se han visto obligados a elegir entre dos líderes con fuerte influencia en la derecha estadounidense. Algunos, como el congresista Mike Johnson, calificaron los ataques de Musk como “decepcionantes”. Otros, como Chip Roy y Thomas Massie, aprovecharon la ocasión para criticar el polémico plan presupuestario.

La fractura ha sido tan evidente que incluso el polémico Steve Bannon, aliado cercano a Trump, pidió públicamente que se investigue el estatus migratorio de Musk y propuso su deportación inmediata y la confiscación de SpaceX. Musk no tardó en responder, llamando a Bannon un “comunista retrasado” en X.

Del Tesla rojo al silencio incómodo

A todo esto se suma una anécdota reveladora: Trump estaría considerando vender el Tesla que compró en marzo, como muestra de ruptura definitiva con el empresario, según una fuente de la Casa Blanca. En aquel momento, lo adquirió para “cerrar filas” con Musk, cuando éste era criticado por su papel en DOGE.

El drama entre ambos personajes no solo ha desatado un espectáculo político, también pone en riesgo proyectos clave para el gobierno estadounidense, desde contratos aeroespaciales hasta políticas tecnológicas. Por ahora, no hay señales de reconciliación, y los impactos podrían sentirse tanto en la economía como en las urnas.

 

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