El gobierno mexicano anunció que gestionará formalmente su exclusión del arancel del 50% a las importaciones de acero y aluminio, medida impuesta recientemente por la administración del presidente estadounidense Donald Trump. La decisión fue calificada por el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, como una acción injustificada que podría tener graves repercusiones económicas.

Durante un encuentro con medios de comunicación, Ebrard afirmó que la solicitud oficial se presentará el viernes, subrayando que la imposición de este impuesto no sólo es desproporcionada, sino también inviable a largo plazo. “México no debe ser objeto de este arancel”, declaró, destacando que la medida es “injusta, insostenible e inconveniente”.

Uno de los principales argumentos del gobierno mexicano es que Estados Unidos mantiene un superávit comercial con México en este sector, es decir, exporta más acero del que importa. “No se justifica aplicar una tarifa punitiva cuando se tiene una balanza favorable”, señaló el funcionario.

México, cuya economía está fuertemente ligada a su vecino del norte —con el 80% de sus exportaciones dirigidas al mercado estadounidense—, podría verse especialmente afectado por esta medida. Ebrard advirtió que mantener este tipo de restricciones comerciales podría terminar siendo contraproducente incluso para Estados Unidos, debido al impacto que tendría en las cadenas productivas y en los costos de manufactura.

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Foto: Especial

cdch