México.- Las instituciones de educación superior “no sólo formamos académica y científicamente a las personas, sino también humanamente, y a esa tarea contribuyen las defensorías universitarias”, aseguró Rafael Orden Jiménez, defensor universitario de la Universidad Complutense de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Estatal de Defensorías Universitarias de España.

Entrevistado en el marco del 40 aniversario de la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención a la Violencia de Género de la UNAM hizo un reconocimiento a que nuestra casa de estudios fue la primera institución de educación superior que fundó una defensoría universitaria, no sólo de la América hispana, sino también de España y Portugal.

Estas instancias, señaló, son un sistema interno de las universidades para autocorregirse, encarrilar en caso de que haya pequeñas desviaciones.

“Son organismos propios para velar por los derechos universitarios dentro de la propia universidad, con su propia autonomía. Es decir, nos podemos dar nuestras propias instituciones y reglas para velar por los derechos universitarios. Tenemos instituciones dentro de la universidad que están vigilantes de la propia institución cuando en ella puede darse algún desvío de no defender algún derecho de los universitarios”, indicó.

Clave, la autonomía

Orden Jiménez resaltó que la autonomía universitaria es clave para que estas instancias logren su cometido y dan muestra al Estado que las universidades funcionan internamente.

Tras felicitar el trabajo de la Defensoría de los Derechos Universitarios, Igualdad y Atención a la Violencia de Género de la UNAM y de su titular, Guadalupe Barrena Nájera, el también profesor dedicado a la enseñanza de la filosofía indicó que en la Defensoría de la Universidad Complutense de Madrid atienden problemáticas similares que, en la UNAM, aunque también existen diferencias.

Por ejemplo, de acuerdo con la Ley de Educación de España los asuntos de género son atendidos en instancias diferentes a las defensorías universitarias, llamadas unidades de igualdad.

Otra diferencia es que en su país las universidades tienen un propio sistema sancionador con lo que, en su autonomía, revisan casos y aplican sanciones cuando así se requiere, y no acuden al sistema judicial, excepto cuando ya se trate de algún caso de tipo penal.

El experto añadió que las universidades españolas no brindan estudios de nivel bachillerato por lo que sus alumnos generalmente son mayores de 18 años, y de la Universidad Nacional ha aprendido que se aborda y trabaja de manera diferente la defensa de los universitarios cuando se trata de menores de edad.

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