A dos décadas de haberse convertido en un referente del cine sobre el mundo editorial y la moda, El diablo viste a la moda (título original The Devil Wears Prada) se prepara para regresar a la pantalla grande. La segunda parte de esta historia que combinó sarcasmo, moda de alto nivel y explotación laboral disfrazada de glamour ya tiene fecha de estreno: 1 de mayo de 2026, según anunció Disney a la revista Variety.

Aunque todavía no hay confirmación oficial sobre el regreso del elenco original, el simple anuncio desató una ola de reacciones entre fans y medios. La presencia de Meryl Streep, Anne Hathaway y Emily Blunt —quienes interpretaron a Miranda Priestly, Andy Sachs y Emily Charlton, respectivamente— sigue en suspenso, pero se sabe que Aline Brosh McKenna, guionista de la cinta original, ya está trabajando en el nuevo guión.

La historia, según medios especializados como Variety y Glamour, abordará ahora el declive de las revistas impresas en medio de un entorno dominado por las redes sociales y el contenido digital. Miranda Priestly, la infame editora de la revista Runway, enfrentará un mundo donde su poder ya no es absoluto y las marcas de lujo dominan la conversación desde otras trincheras. Emily Charlton, quien trabajaba como su asistente, ahora sería una figura clave desde el lado corporativo.

Este giro en la trama no es casual. El declive de las revistas tradicionales es un fenómeno bien documentado: de acuerdo con un análisis de MarketWatch, los ingresos publicitarios de estas publicaciones en EE.UU. han caído más del 40 % en las últimas dos décadas. Hoy, el panorama es otro y el desafío de Runway será más complejo que solo elegir una portada.

El regreso de este universo cinematográfico también reaviva el debate sobre el ambiente tóxico en espacios de trabajo altamente jerarquizados. En la primera cinta, Streep logró una nominación al Óscar por su papel como Priestly, una figura inspirada en Anna Wintour, la poderosa editora de Vogue. La interpretación de Hathaway y Blunt también dejó huella, y su química en pantalla convirtió a la película en un clásico de culto.

Hasta ahora no se ha revelado quién será el director de esta segunda entrega, pero la producción estará nuevamente a cargo de Wendy Finerman y, en teoría, mantendrá el tono ácido y sofisticado que conquistó a millones.

Queda por ver si esta secuela logrará actualizar el discurso con una mirada crítica hacia la era digital o si solo será una excusa para revivir viejas glorias. Lo cierto es que, para muchos, Miranda Priestly aún no ha dicho su última palabra.

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