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Claudia y esos empresarios o si Alemania no alcanza a EEUU y China, México menos

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Ahora, con la izquierda en el poder, a tales magnates se les exige pagar impuestos, es verdad, pero poco más ha cambiado en la relación entre los dueños del dinero y el gobierno mexicano

“The Tech Industry Is Huge—and Europe’s Share of It Is Very Small” —La industria tecnológica es enorme y la participación de Europa en ella es muy pequeña—. Este es un interesante texto de The Wall Street Journal.

Los autores del citado escrito, Tom Fairless y David Luhnow, cuentan la historia de Thomas Odenwald, un empresario tecnológico alemán, quien “dejó Silicon Valley en enero del año pasado para unirse a Aleph Alpha, una startup con sede en Heidelberg, Alemania, que tenía como objetivo competir directamente con el líder en inteligencia artificial OpenAI”.

¿Cómo le fue a Odenwald en su nación, Alemania? Él llevaba “casi tres décadas trabajando en California, y esperaba ayudar a construir un gigante tecnológico europeo que compitiera con los estadounidenses”. El resultado de su aventura fue la decepción: “Quedó impactado por lo que vio. Sus compañeros carecían de habilidades de ingeniería. Ningún miembro de su equipo tenía opciones sobre acciones, lo que reducía sus incentivos para triunfar. Todo avanzaba con lentitud. Después de dos meses, Odenwald renunció y regresó a California”.

Aleph Alpha ya informó que “dejará de desarrollar un modelo de IA a gran escala y se centrará en trabajos por contrato para el gobierno”.

No hay en Alemania, tampoco en el resto de Europa, empresas capaces de competir con las grandes compañías tecnológicas de Estados Unidos... ni tampoco con las de China.

The Wall Street Journal cita un meme de la red social X difundido por Marc Andreessen, inversionista en desarrollos tecnológicos: “Grandes empresas de IA como OpenAI y su rival chino DeepSeek luchando por el dominio, mientras que, en una mesa cercana, una figura con la bandera de la Unión Europea estaba sentada aparte, contemplando la imagen de un tapón de plástico atado a una botella de bebida, un nuevo requisito legal en Europa para fomentar el reciclaje”. El mensaje, dicen los autores del mencionado reportaje, es que “Europa se está centrando en las batallas equivocadas”.

Dice el Filósofo de Güémez que si dos perros persiguen una libere, y el de adelante no la alcanza, el de atrás menos. En este caso los dos perros son Alemania, que va un poco adelante en la persecución…, y México, que va bastante más atrás. La liebre inalcanzable es un extraño espécimen de dos cabezas, la de Estados Unidos y la de China.

El atraso en Alemania lo epitomiza una empresa, Aleph Alpha, creada para desarrollar proyectos de inteligencia artificial, que ha renunciado a su vocación original para convertirse en contratista del gobierno.

En México las cosas están bastante peor. Nuestras grandes empresas han crecido como monopolios protegidos por la ley (Telmex y toda su red de compañías que nacieron después de su privatización), son expertas en tecnologías verdaderamente anticuadas (Cemex), de plano presumen su ejemplaridad exhibiendo su excelencia en la producción de alimentos chatarra (Bimbo), son transnacionales oligopólicas caracterizada por abusar de sus proveedores mexicanos (WalMart), bancos usureros (Banorte) o son compañías que se financian activando relaciones políticas para no pagar impuestos (Elektra).

No sé si la presidenta Claudia Sheinbaum ha reflexionado en algo realmente curioso: los mismos empresarios traficantes de influencias, o sus hijos, han estado cerca, supuestamente ayudando, de los viejos gobiernos del PRI (Salinas, Zedillo), los de la transición al panismo (Fox, Calderón, el del regreso del priismo) (Peña Nieto) y de las dos administraciones de la 4T (AMLO, Sheinbaum).

Ahora, con la izquierda en el poder, a tales magnates se les exige pagar impuestos, es verdad, pero poco más ha cambiado en la relación entre los dueños del dinero y el gobierno mexicano.

No tengo la menor idea acerca de cuál tendría que ser la estrategia para fomentar el surgimiento de hombres y mujeres de negocios verdaderamente enfocados en la innovación, pero hay que buscar la fórmula. Quizá se debería empezar por no hacer sentir a los ricos entre los ricos —tampoco a los líderes de las organismos patronales, casi todos empresarios sin empresas—tan excesivamente importantes convocándoles a cuanto evento se programa en lo más alto del gobierno porque, está claro, realmente no aportan nada que pudiera usarse para comenzar a crear un sector tecnológico mexicano que dé los primeros pasos en el sendero del progreso tecnológico no dependiente de dos gigantes.

 

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Columna de Federico Arreola en SDP Noticias
 
Foto Daniel Augusto
 
clh

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